¿Qué es la huella estética?

Huella Estetica

Habrás oído hablar de esta “huella” que los tratamientos médico-estéticos dejan, a la larga, en nuestra piel y nuestro organismo. Suele usarse como un término negativo, pero, al igual que otras tantas cosas que nos marcan a lo largo del tiempo, este rastro, esta huella estética, esta acumulación, puede ser positiva

Por la Dra. Cristina Villanueva

Entendemos “huella estética” como las consecuencias que derivan de los tratamientos de medicina estética con el tiempo. Es un término acuñado por el Dr. Jaime Tufet, reconocido médico estético, y adoptado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) para definir este concepto.

En general, todos los tratamientos van a dejar alguna estela o a tener alguna consecuencia sobre nuestro organismo. Esta huella estética, sin embargo, puede ser positiva y negativa.

El lado bueno de la huella estética

La huella estética positiva sería aquella que nos muestra una mejora a consecuencia de un tratamiento. Por supuesto, la mayoría de tratamientos, bien realizados, van a dejar una huella estética positiva, que será el propio resultado de los mismos. Cualquier tratamiento puede dejar, como veremos, los dos tipos de huellas.

Por ejemplo, los tratamientos con neuromoduladores, que actúan sobre las arrugas de expresión, tienen una clara huella estética positiva, pues previenen y tratan dichas arrugas y, si el paciente sigue bien las pautas e indicaciones y cumple con los plazos marcados por el especialista, con los años, su aspecto mejorará en lugar de empeorar. Por otro lado, podríamos tener una huella estética negativa con neuromoduladores si realizamos tratamientos demasiado paralizantes o intervenciones demasiado seguidas, que podrían llevar incluso a que no hiciera efecto. En este caso, sin embargo, esta huella negativa sería reversible con el tiempo.

La mayoría de tratamientos, bien realizados, van a dejar una huella estética positiva. Además del propio resultado, habrá una mejora de la calidad de la piel, de la flacidez o de las arrugas de expresión

Los tratamientos basados en la medicina regenerativa autóloga, como los factores de crecimiento plaquetario o las infiltraciones de células madre, no suelen dejar huella estética negativa, puesto que el organismo se regenera. Sus consecuencias serían una mejor salud de la piel y, por lo tanto, positivas.

Los tratamientos con láser, el IPL, la radiofrecuencia o los peelings no dejan huella estética negativa a largo plazo, excepto si se producen complicaciones en el momento de la intervención, como podrían ser quemaduras, que pueden permanecer para siempre en nuestra piel. En estos casos, y como siempre, nuestro reto y responsabilidad como médicos estéticos está en prevenir los efectos adversos.

La parte negativa

En contraposición al anterior concepto, la huella estética negativa la conformarían aquellas consecuencias indeseadas fruto de un procedimiento estético. Cualquier tratamiento puede provocar una huella negativa si se produce una complicación; pero si atendemos a los efectos a largo plazo que pueden derivarse de ellos, algunos tratamientos pueden dejar una huella estética negativa incluso sin que esta complicación llegue a producirse. Un ejemplo muy conocido de esto lo tenemos con las infiltraciones de biopolímeros que se realizaban hace 25 años, antes de empezar a utilizarse el ácido hialurónico.

Estos y otros materiales no reabsorbibles han permanecido para siempre en el rostro de aquellos pacientes y, al envejecer y cambiar la estructura de su piel y su grasa, se hacen más evidentes. También, a veces, el organismo rechaza esas sustancias, y se puede producir inflamación o fibrosis, que requieren tratamiento. Estos materiales antiguos también pueden migrar y producir ciertas deformidades, muy evidentes en los labios. Algunos de estos rellenos pueden extraerse mediante láser o cirugía, pero otros, o dependiendo de su localización, no pueden eliminarse, por lo que sus efectos adversos son permanentes. Además, llevar estos materiales infiltrados nos contraindica muchos de los tratamientos de los que disponemos actualmente, por lo que son doblemente negativos.

Las causas de una huella estética negativa son variadas: desde las complicaciones a la mala praxis por demasiada infiltración de producto o el uso de un producto inadecuado

Pero hablemos ahora de uno de los tratamientos más realizados hoy en día: el ácido hialurónico. El ácido hialurónico es una molécula ya presente en nuestro organismo que después es sintetizada en el laboratorio. Tal y como está presente en nuestro organismo tiene una vida media de 72 horas, por lo que, para que pueda ser utilizado como relleno más duradero, se trata mediante un proceso denominado reticulación. Dependiendo del grado de reticulación y del proceso que emplee cada laboratorio, el ácido hialurónico tendrá más o menos duración, y más o menos densidad, por eso quizá sería más correcto hablar de “los” ácidos hialurónicos, porque existen varios tipos.

Los nuevos hialurónicos y el cambio de paradigma

El ácido hialurónico tiene varias ventajas sobre los materiales antiguos, y es que es reabsorbible, es decir, se degrada con el tiempo y se integra en el tejido, por lo que es más difícil su migración. Además, disponemos de una enzima, denominada hialuronidasa, que puede deshacerlo inmediatamente. Sin embargo, no siempre lo consigue disolver del todo. Y, lo que es más importante, al contrario de lo que se creía hasta ahora, a veces el ácido hialurónico no se reabsorbe del todo, por lo que el especialista debe ir con cuidado a la hora de valorar cada vez al paciente y no reinyectar muy a menudo, para que no se produzca un exceso que, en el futuro, nos pueda dar problemas.

Huella Estetica
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Este acúmulo excesivo de ácido hialurónico –que puede dar lugar al aspecto sobrecorregido de algunas pacientes, e incluso a la aparición de bultos inestéticos– o su migración, serían las dos formas de huella estética negativa que puede causar este material.

Otros productos utilizados, como pueden ser los estimuladores de colágeno como la hidroxiapatita, la policaprolactona o el ácido poliláctico, pueden también producir en algunos casos fibrosis de larga duración. En el caso de que se produzcan, su eliminación es más difícil, aunque suelen disminuir con el tiempo. La huella estética positiva de los estimuladores de colágeno, por el otro lado, es la mejora de la flacidez, de la calidad de la piel y el retraso del envejecimiento.

También vemos, a veces, huella estética con los hilos tensores. Si son reabsorbibles desaparecen, o dejan, a lo sumo, una pequeña fibrosis, pero si son permanentes pueden dejar huellas permanentes.

Motivos y “culpas”

Las causas de una huella estética negativa son, como hemos visto, variadas: desde las complicaciones a la mala praxis por demasiada infiltración de producto o la utilización de un producto inadecuado. Además, en ambos casos puede producirse una migración del producto, lo que también se consideraría una huella estética negativa. Los rostros deformados (pillow face) que pueden verse por exceso de relleno podrían considerarse también una huella estética negativa, y se deben o bien a tratamientos muy agresivos o a que se haya aplicado demasiada cantidad de producto en repetidas infiltraciones.

Para evitar la huella estética negativa debemos considerar el rostro como un todo. Debemos realizar una buena anamnesis al paciente para descartar posibles contraindicaciones y elaborar un estudio pormenorizado del rostro para proceder al diagnóstico y la elección del tratamiento más indicado, puesto que el diagnóstico es la clave del éxito. Para ello hemos de conocer bien la anatomía; por supuesto, hemos de conocer bien las características de los productos con los que vamos a trabajar, utilizar siempre productos testados y autorizados y ser cuidadosos con todos los procedimientos para evitar efectos adversos.

Por último, y por descontado, es responsabilidad del paciente ponerse en manos de médicos cualificados, con experiencia y sentido de la estética para conseguir un resultado natural.

Por nuestro lado, muchas veces hemos de convencer al paciente de que “más” no es “mejor”, y que hemos de pensar en el futuro, especialmente ahora, que empezamos antes a tratarnos porque ya se ha demostrado que la prevención es la mejor estrategia contra el envejecimiento.

Un buen poso

Como decíamos anteriormente, existe, indudablemente, una huella estética positiva en todos los tratamientos citados, que es la mejora de la calidad de la piel, del aspecto general por la mejora de la flacidez o de las arrugas de expresión, y hemos avanzado mucho los últimos años. Este poso o rastro positivo lo vemos claramente cuando estudiamos las fotos antiguas de pacientes, de cuando empezaron a hacerse tratamientos, y comprobamos cómo, en la actualidad, están mejor en la mayoría, de los casos, habiendo conseguido no solo mejorar, sino frenar de manera evidente el envejecimiento; por eso siempre decimos que la prevención es tan importante.

No obstante, esta prevención debemos hacerla con responsabilidad, pensando en todos los años que va a tratarse la paciente; sin excesos, esa es la clave.