Aunque aparentemente no tiene nada que ver con la piel, la posible alergia primaveral puede alterarla o presentar daños colaterales. Si es tu caso, así es como debes mimarla.
Si algo tiene la primavera, son flores, pero también mucho polen, y no son pocos los que estos días empiezan a resentirse, haciendo uso de la receta médica para acudir a su farmacéutico de cabecera en busca del antihistamínico que pueda calmar los síntomas. Para más inri, más allá de los propios síntomas típicos de estos meses, como la sinusitis, la rinitis o el picor de ojos, muchos presentan una cierta alteración en su piel: “resulta bastante común ver cómo la piel presenta rojeces o descamación cuando se sufre de un brote alérgico”, expone Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza. Hacemos un recorrido por las causas y los síntomas para que, llegado el momento y si sufres alguna de estas dolencias, sepas cómo ponerle freno de inmediato.
Los síntomas más habituales
Lo primero que puede aparecer es una sensación de urticaria que no siempre es tal. Es decir: tu piel puede presentar una reacción alérgica real o simplemente mostrarse reactiva como daño colateral a la propia alergia. Como explica Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga de la firma Byoode. “Cuando hay urticaria, solemos presentar ronchas. Si no es el caso y simplemente aparece una irritación o rojeces, puede surgir porque los niveles de histamina alteran la piel, a la vez que los mismos efectos nasales se extienden hacia otras partes del rostro. Y, como consecuencia, incluso un ascenso de los niveles de cortisol”. ¡Oh, no! Ese cortisol del que tanto nos hablan y uno de los claros enemigos de la piel…
En resumen, y porque puedas identificar si te encuentras entre una de las damnificadas del polen, lo que notarás es “sequedad, una alteración en la barrera de tu piel y una clara sensación de irritación, sobre todo en la zona T y en las mejillas”, como añade Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.
Aparte, sentimos decirte que hay otro síntoma bastante común, aunque si te encuentras en esta situación, ya lo habrás percibido: se te pela la piel. “Sobre todo en las aletas de la nariz, consecuencia de una rotura en la función barrera por el roce excesivo y continuado de los pañuelos o por rascarnos para intentar disminuir la sensación de picazón”, argumenta Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
Primer paso para revertirlo: respirar mejor
Si despejamos las vías respiratorias, es probable que notemos cómo mejora casi directamente el aspecto de nuestra piel. Además de los posibles medicamentos a los que quieras o tengas que acudir -o no-, hay aliados naturales que te pueden ayudar. No seremos los primeros en hablarte del poder de la aromaterapia, que te puede beneficiar por inhalación e incluso por contacto, ya que “los aceites bien formulados pueden entrar en el torrente sanguíneo en menos de 30 segundos y activar el sistema límbico”, apostilla Ana Yuste, directora de educación de Aromatherapy Associates. Con un aceite que cuente con un blend a partir de esencias que fomenten una mejor respiración, se notará un gran cambio.
Cosméticos relajantes
Una vez hemos contribuido a mejorar la respiración, queda solucionar sus efectos en la piel. Aquí, es sencillo: calmar, calmar y calmar. “Para ello, conviene aportar activos que relajen a la piel, la hidraten y reparen su barrera hidrolipídica, que puede haberse visto comprometida. Principios como la niacinamida, el ácido hialurónico, los complejos de setas, el CBD o los derivados del cobre nos serán de grandísima ayuda”, suma Raquel González, cosmetóloga de Perricone MD. “También será fundamental proteger la piel con SPF durante el día. Una piel alterada o comprometida requiere de un extra de protección con el fin de evitar la aparición de posibles manchas u otros efectos causados por la incidencia de los rayos solares”, señala Isabel Reverte, directora técnica de Rosalique.
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