Hablamos con Yvette Pons, la zahorí de la belleza

Yvette Pons

Es una firme defensora, desde el principio, de las terapias manuales. Es una purista, pues defiende la estética de antes, la que no tira de aparatología como recurso fácil, la que estudia la fisiología, la anatomía, la morfología antes de meter mano a un problema físico. Yvette Pons mira más allá de lo que ve, y ve a través del cuerpo. Si quiere redefinir el óvalo no te toca la cara, sino que te masajea el sacro. Como una zahorí de la belleza. No es solo intuición o sensibilidad, son técnicas. Y ella comparte las suyas.

Entrevista a Yvette Pons

Pregunta- Yvette, ¿cuándo y cómo empezó tu andadura en el mundo de la estética?

Respuesta- Mis inicios en la estética se remontan al año 1991. Cuando finalicé mis estudios, la necesidad de seguir aprendiendo y mi curiosidad por resolver tantas dudas que mi mente inconformista se planteaba continuamente sobre el misterioso cuerpo humano, me empujaron a indagar de manera autodidacta y a formarme en todos aquellos cursos que llamaban mi atención. Mi ilusión siempre había sido tener mi propio centro de estética, pero para ello tenía que sentir que estaba totalmente preparada, y sabía que para conseguir tener esa seguridad necesitaba formarme adecuadamente y adquirir experiencia.

En poco tiempo me seleccionaron para trabajar en uno de los centros de estética que en aquellos años estaba considerado como uno de los mejores de Europa, el Instituto Saurina de Barcelona. A mi parecer, el más avanzado, mejor e irrepetible centro de estética de entonces, tanto por su forma de trabajar, gestionar y crear. Me atrevo a decir que, en esa época, y durante años, fueron únicas.

¿Qué más podía pedir yo, una tímida e insegura jovencita que deseaba aprender y dar lo mejor de esta bella profesión, sino que Matilde Saurina se fijara en mí y me diera tal oportunidad? Mi experiencia como su mano derecha en el departamento de tratamientos faciales duró 4 extensos años, hasta el día que sentí que ya estaba preparada para iniciar mi carrera en solitario y me despedí de ellas.

P.- Dices que te has ido encontrando con grandes maestros en tu carrera. ¿Te referías a ellas? ¿Cómo y con quién más te has formado?

R.- He realizado multitud de formaciones para adquirir conocimientos, creo que debo acumular más de 100 cursos, sobre todo teóricos, pero también soy muy autodidacta, ¡cuanto más estudio, más siento que me queda tanto por aprender…! La verdad es que para mí todo aquel que te enseña algo, por insignificante que parezca, pero que te despeja dudas y te ayuda a avanzar y crecer, le considero un maestro. No es necesario que esté reconocido como tal, simplemente que te enseñe algo que no sepas.

Pero sí podría destacar a tres figuras que –cada una a su manera– me han ayudado. Las hermanas Saurina fueron unas grandes maestras en la gestión de un negocio, en la excelencia en el trabajo y en diferenciarme en mi profesión. Mis clientes son mis grandes maestros para seguir esforzándome, ¡ya que te ponen a prueba cada día! Pero sí puedo decir que, didácticamente hablando, se cruzó en mi camino un excelente profesional y amigo que marcó un antes y después en mi aprendizaje, un gran fisiólogo y científico que ya no se encuentra entre nosotros (por lo que prefiero dejarle en el anonimato) y que me enriqueció enormemente en sabiduría.

“Hoy en día casi sigo trabajando como al principio, combinando y personalizando; soy una amante de los buenos métodos manuales, pero tengo 30 años más de edad y de sabiduría”

P.- Inauguraste tu instituto, Yvette Pons Institut Sublim, muy pronto tras empezar en la profesión.

R.- Fue 5 años después de haber finalizado mis estudios académicos, durante los cuales seguí estudiando y especializándome en mis horas libres mientras adquiría una gran e intensa experiencia trabajando en el Centro Saurina. Creo que, en aquella época, era el mejor puesto de trabajo que podía desear cualquier esteticista para estar preparada e iniciarse como autónoma.

P.- ¿Cómo fueron estos inicios en tu centro?

R.- Mis inicios en mi centro fueron sorprendentes, trabajando 12 y 13 horas al día. Empecé sola y en pocos meses se incorporó mi hermana, que hasta el día de hoy aún está a mi lado, y poco a poco tuve que ir ampliando el personal. Creo que creía y confiaba tanto en mí que en ningún momento dudé de que todo me iría bien, y pienso que por eso así fue.

Yvette Pons
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P.- ¿En qué crees que ha cambiado tu trabajo desde que empezaste a ahora?

R.- Fue cambiando sobre todo en los avances tecnológicos; durante un tiempo la gente los solicitaba y demandaba más que las técnicas manuales. Eso influyó para mi parecer negativamente en la preparación de la buena profesional, pues se fueron acomodando y acostumbrando a trabajar con más máquinas y se fue perdiendo el estudio por la fisiología, la anatomía, los diagnósticos y las técnicas manuales. Pero debido al deseo de desconexión que hoy en día demanda la gente, el tacto de las manos, la necesidad de energía y de inhibirse del estrés, la esteticista está volviendo a una estética más didáctica. ¡Las grandes profesionales de hace 40 o 50 años tienen tanto que enseñarnos!

P.- ¿A qué te dedicabas más al principio?

R.- Si te digo la verdad, yo siempre fui fiel a las técnicas manuales; es más, estuve casi 10 años sin comprar ningún aparato, aunque he de confesar que tuve que volver a invertir en ellos simplemente porque estalló el boom de las máquinas; no tuve más remedio, aunque en algunos casos me ayudan a potenciar los resultados. Hoy en día casi sigo trabajando como al principio, combinando y personalizando; soy una amante de los buenos métodos manuales, pero tengo 30 años más de edad y de sabiduría.

P.- ¿Qué dirías que te define como profesional?

R.- Sigo preservando mi esencia, manteniéndome fiel al trabajo con sentido común, sin dejar que la parte comercial predomine sobre las necesidades y fisiología individual de cada persona. Por eso no me dejo llevar por las modas, sino por los avances científicos que perduran en el tiempo.

P.- ¿En qué tratas de poner el foco?

R.- En no vender falsas expectativas, y en el origen de las alteraciones, desequilibrios o signos de los cambios estéticos que se me presentan, sabiendo hasta dónde puedo llegar. Para ello, el diagnóstico funcional individual es fundamental, con el fin de obtener el resultado que cada morfología nos permite.

P.- Y, mirando más globalmente, ¿en qué crees que ha cambiado el concepto que tenemos de la estética y el cuidado; así como del sector de la estética profesional?

R.- Creo que ahora las esteticistas se especializan mucho más en aquello que les apasiona y disfrutan. Nuestro sector tiene un abanico muy amplio de posibilidades a la hora de trabajar. Antes las esteticistas hacíamos de todo: depilación con cera, láser, técnicas manuales, aparatología, pestañas, maquillaje, uñas, micropigmentación… Ahora, en cambio, una gran parte de ellas decide dedicarse a lo que realmente se le da bien o prefiere. Podemos encontrar excelentes profesionales de uñas, o de microblading, o centros especializados en láser, o que tan solo trabajen con sus manos, o centros especializados en terapias corporales y faciales, o en terapias naturales alternativas…

P.- ¿El cambio social ha motivado la evolución profesional, o al revés?

R.- A mi parecer, la gente ha motivado y está filtrando la buena calidad de la estética. El cliente cada vez es más exigente y está muy bien informado. La profesional que le atiende ha de estar preparada y saber muy bien de lo que está hablando cuando expone su explicación ante las dudas que le plantean. La verdadera esteticista que disfruta de su profesión tiene mucho más interés por aprender, sobre todo a nivel del funcionamiento orgánico y fisiológico.

También ha influenciado el hecho de que hay más interés por las formaciones de técnicas manuales, las cuales amplían los conocimientos funcionales del cuerpo.

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P.- Dices que hubo un momento determinado en tu carrera en el que te diste cuenta de que tenías que dedicarte a crear una disciplina de masaje manual para el rostro, algo tuyo. ¿Qué ocurrió, si se puede preguntar? Y, ¿por qué ese rumbo concreto?

R.- Lo que ocurrió es que empecé a sentirme un poco ahogada en mi trabajo como esteticista, sentía que tenía mucho que dar y que no podía avanzar. Un día dejé de disfrutar y ese sentimiento me asustó, porqué realmente estaba ejerciendo mi vocación, pero no era feliz. Tuve un largo tiempo de introspección y de reflexión para entender qué es lo que necesitaba.

Al final entendí que tenía la necesidad de transmitir mis conocimientos y compartir mis creaciones con las profesionales de mi sector, y que la formación era una parte de mí que yo misma retenía por pensar que no era apta para ello y por ese miedo a salir de la zona de confort que, a la vez, me estaba consumiendo.

P.- Ese masaje manual que creaste fue Sulyfth, una terapia de lifting manual. ¿Te sigue dando alegrías aquella decisión y esta terapia? ¿Qué feedback te dan las profesionales que lo han aprendido y las clientas?

R.- ¡Sulyfth es un tesoro para mí! Me ha dado muchas satisfacciones y es la terapia que me liberó, es la mejor decisión profesional que pude tomar en su momento, crearlo y presentarlo. El feedback de las profesionales es inmejorable, todas sin excepción han comentado que nunca han recibido, aprendido ni probado una terapia igual, hasta grandes profesionales que llevan muchos años en el sector.

Su opinión para mí es muy importante. Y mis clientas también están encantadas con ella, una vez la prueban no quieren cambiar, ni por el resultado ni por la sensación que sientes durante y después de la terapia.

“Yv-Lyfth es una terapia más cortita que Sulyfth, pero que no tiene nada que envidiarle a nivel de resultados, con el añadido de la estabilización postural que tanto he defendido siempre”

P.- Hace unos meses creaste tu segunda técnica de autor, Yv-Lyfth. Ambas son terapias de rejuvenecimiento facial manuales, pero ¿en qué se diferencian? O, ¿cómo lo logra cada una?

R.- Yv-Lyfth® nació de su predecesora, Sulyfth. Sinceramente, tuve que crear esta nueva terapia porque Sulyfth es tan compleja y completa, que tenía sus dificultades a la hora de enseñarla, la formación era muy larga. A la vez tenía muchas ganas de incorporar en el masaje el trabajo de estabilización del eje corporal. Esta parte formaba parte de Sulyfth en sus inicios, pero la eliminé porqué la terapia se alargaba demasiado.

Yv-Lyfth es una terapia muy concentrada, más cortita que Sulyfth, pero que no tiene nada que envidiarle a nivel de resultados, con el añadido de la estabilización postural que tanto he defendido siempre. No le falta la técnica del pianista, que es el corazón de mis terapias y la necesaria para trabajar el envejecimiento en profundidad.

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Yvette Pons

P.- Por eso ahora mismo estás dando formaciones de Yv-Lyfth pero no de Sulyfth.

R.- Exacto; tal y como he señalado, tuve que tomar una decisión a la hora de enseñar Sulyfth por necesitar tantos días de formación y tener tantas y complejas técnicas. Me di cuenta de que, al 90 % de las alumnas que se formaban, se les olvidaba, no la realizaban correctamente. Por eso decidí que, antes de que Sulyfth perdiera su gran valor por una mala praxis, era mejor dejarlo de enseñar. Pero me he asegurado de que con Yv-Lyfth los resultados sean igual de satisfactorios.

P.- Insistes a menudo (y lo vemos en tus técnicas) en que todo está interconectado y se ve en nuestro físico: nuestra postura, la salud de nuestra musculatura, nuestros órganos o nuestras vísceras, nuestra energía… ¿A qué te refieres exactamente; puedes ponernos algún ejemplo concreto y real?

R.- Todo está interconectado, solo hay que mirar un esqueleto óseo; todos los huesos están unidos, la musculatura los recubre y las facias la envuelven. Los órganos forman parte de toda esta estructura y todo ello está vivo gracias a nuestro sistema circulatorio y linfático, a la vez que el sistema nervioso central conecta con nuestro cerebro, médula…

Nuestros pensamientos no existirían sin un cerebro vivo, y estos se derivan en sentimientos y emociones, y las emociones están consideradas como movimiento. La energía forma parte de este movimiento, de todos y de todo lo que nos rodea. Por eso existe una ley que dice que esta nunca se puede destruir, solo transformar. A nivel más personal, la falta de energía en una persona puede ocasionar una falta de movimiento, de ralentización en sus funciones vitales, un cambio en su postura corporal, una desvitalización de todos sus tejidos, cansancio, deterioro en sus articulaciones, pérdida de tono muscular, ganas de reír… Todo ello puede derivar en una perdida de salud.

P.- Con Yv-Lyfth, de hecho, no solo trabajas el rostro, también otras partes del cuerpo. ¿Cómo pueden influir, por ejemplo, la columna o las escápulas en el descolgamiento del rostro?

R.- Como decía, en el cuerpo todo está interconectado. El sacro se encuentra en la pelvis. Por su parte superior, este es la base de toda la columna, desde donde se conectan las costillas, escápulas, las vértebras cervicales del cuello y el cráneo. Por debajo del sacro y la cresta ilíaca se insertan las extremidades inferiores. Por eso el sacro, junto con la pelvis, es la estructura del equilibrio y eje del cuerpo, ya que es la unión entre las extremidades superiores e inferiores. Cuando, por diferentes motivos, este eje se desestabiliza, la columna, junto con las escápulas y los hombros, también.

Las cervicales modifican su posición y dejan de estar alineadas con los hombros, influyendo en la proyección y forma del ángulo mandibular, en la hipertensión de los músculos adyacentes y que envuelven al cráneo, y originando una pérdida de tono en la piel y su descolgamiento por falta de soporte.

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P.- Hablas de muchísimas técnicas, como la del alienamiento sacrovertebral, la apertura diafragmática, el despegue epicraneal… Imaginamos que nuestras lectoras las conocerán, pero ¿qué descubren las profesionales en tus formaciones? ¿Qué aprenden, qué es lo que más sorprende?

R.- Muchas de ellas desconocen la relación de la biomecánica corporal con el envejecimiento musculoesquelético del rostro, y de cómo el mecanismo de rango de ventilación diafragmático puede influir en la apertura o cierre de las fascias abdominales y pectorales, interconectadas con el platisma del cuello. También incido en los cambios óseos del cráneo, pues para mí no se les da la importancia que realmente tienen a la hora de tratar los signos de envejecimiento y de cómo influye en ellos el estado de los músculos.

En general, empiezan a entender muchas dudas que tienen en sus cabezas. Pero lo que más les sorprende y es muy desconocido para ellas es la relación de la predominancia morfológica que adquirimos cada persona en el momento en que nacemos y que nos identifica con un funcionamiento individual fisiológico y orgánico, y que por eso todos envejecemos de una forma diferente.

“Al masajear, solo conecto con lo que estoy realizando; impido que mis pensamientos entorpezcan mi trabajo, mi energía se traslada a mis movimientos y me dejo llevar a través del tacto”

P.- Para ti, ¿qué es lo más bonito de esta profesión?

R.- Para mí, lo más bonito es ayudar a mis clientes a que se sientan mejor con ellos mismos, a aumentar su autoestima y energía, y a muchos de ellos ayudarles a mejorar su salud emocional.

P.- Y, por otro lado, ¿de qué crees que peca, o qué falta?

R.- Más enseñanza de diagnósticos a las profesionales que salen de las academias. Muchas de ellas no los realizan bien, y sin un buen diagnóstico nunca habrá un correcto resultado.

También creo que se debería separar la estética decorativa de la terapéutica, y que cada alumna escoja hacia dónde quiere dirigir su profesión y centrar los años de estudios académicos solo en esa especialización para salir mucho más preparadas.

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P.- ¿Sigues aprendiendo? ¿Cuál es el último aprendizaje que has adquirido, o lo último que te ha sorprendido?

R.- Sí, siempre sigo estudiando, leyendo y aprendiendo, pero realmente ya hace unos años que lo hago de forma autodidacta, aunque siempre contrasto todo mi aprendizaje con especialistas que conozco de cirugía plástica, osteopatía, fisioterapia, drenajistas… El último aprendizaje que me sorprendió, y el cual he señalado antes, fue hace ya muchos años, y fue sobre reconocer cada genotipo y su funcionamiento interno para saber realizar un buen diagnóstico.

Con este aprendizaje avancé muchísimo y fue un antes y un después en mis conocimientos. Desde entonces lo he seguido desarrollando yo misma.

P.- Teniendo en cuenta lo que decías antes, que todo está interconectado en el organismo. ¿Qué crees que nos falta por aplicar a nuestras rutinas, a nuestras vidas, para conseguir resultados en salud y en estética?

R.- Sobre todo, cuidar la alimentación, si es necesario suplementarse con nutricosmética, en función de las necesidades de cada persona por su edad cronológica o biológica. Ejercicio moderado, que sobre todo refuerce las capas musculares profundas que ayuden a mantener las articulaciones óseas en buen estado. En ese sentido, siempre recomiendo un buen pilates, pero también caminar.

Aprender a respirar, porque un rango de ventilación amplio del diafragma ayuda a que todas las vísceras, drenaje y circulación estén en mucho, mucho mejor estado. La meditación ayuda a conectar con uno mismo. Todo esto, independientemente de los cuidados externos estéticos, ayuda muchísimo a mantenernos más jóvenes, vitales, con energía, y a prevenir y ralentizar un envejecimiento prematuro.

P.- Y, en este sentido ¿qué puede hacer una esteticista en cabina, más allá de tratamientos manuales o aparatología?
¿A dónde hay que dirigirse?

R.- Al bienestar del cliente, a ser honesta y recomendarle todo lo necesario para mejorar su salud emocional, postural y funcional, aunque se escape de sus posibilidades. Siempre hay que saber decir que no a tiempo y recomendar a quien pueda ayudarle si está fuera de nuestra especialidad o conocimientos.

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P.- Dices de ti misma que eres “espiritual y creyente” y que siempre has sentido una conexión entre tus manos y el mundo metafísico. Para las más escépticas, ¿qué lugar crees que ocupan las energías y lo espiritual en la estética? ¿En qué se plasma?

R.- Es más simple de lo que parece y nos pertenece a todos, nacemos con ello y de niños lo sentimos inconscientemente, pero con los años nos vamos desconectando de nosotros mismos y perdemos nuestra “intuición”. A través de la conexión intuitiva sentimos con el corazón y no dejamos que nuestros pensamientos y temores nos traicionen.

Al final, no es más que la típica frase que hemos escuchado muchas veces: “cree en ti, en que puedes llegar a conseguir lo que te propongas”. Hasta los más escépticos lo repiten y creen. La metafísica es lo que va más allá de lo físico, está relacionado con creer, sentir y confiar; no hay más, no es nada fuera de lo conocido. Esta conexión que yo siento es porque, al masajear, solo conecto con lo que estoy realizando; impido que mis pensamientos entorpezcan mi trabajo, entonces mi energía se traslada a mis movimientos y me dejo llevar a través del tacto.

P.- ¿Algún propósito que nos puedas contar para tu año, y algún deseo en general para el sector?

R.- Mi propósito es conseguir avanzar con las formaciones de mi nueva terapia Yv-Lyfth y poder llegar al máximo de profesionales posible para que puedan conocerla y ofrecerla a sus clientes. Para el sector deseo que las esteticistas que aman y creen en esta profesión se formen continuamente, que no se acomoden en trabajar como autómatas, porque nosotras tenemos en nuestras manos una gran labor que desempeñar con las personas, ¡y ellas nos necesitan!

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