En los últimos años se ha hablado mucho de la alergia a los esmaltes, y si te dedicas a las uñas o tienes servicio de manicura en tu centro de belleza, este problema te sonará aún más. Sin embargo, se trata de un asunto complejo, muy técnico, y que además ha generado mucho alarmismo en la profesión, por lo que no siempre queda del todo claro. Tratamos de esclarecer en qué consiste esta reacción y cómo prevenirla.
En el año 2019, varios artículos en la prensa, un programa de televisión y una comunicación de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) pusieron sobre la mesa los peligros que se podían derivar del mal uso de los esmaltes permanentes o semipermanentes, haciendo saltar todas las alarmas. Reconocemos que decidimos recuperar este tema tras ver el tuit de una dermatóloga, que confesaba que ya no puede escuchar a C. Tangana cantando eso de “me han dejado cicatrices por todo mi cuerpo tus uñas de gel” sin pensar en la dermatitis de contacto. Y nosotros, ya, tampoco.
Este tema, sin embargo, ya era conocido desde hacía años por manicuristas y dermatólogos, cada uno por su lado. De hecho, en 2016, las Dras. María Elena Gatica Ortega (Hospital Universitario de Toledo) y María Antonia Pastor Nieto (Hospital Universitario de Guadalajara), ambas pertenecientes al Grupo Español de Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea (GEIDAC) de la AEDV, publicaron (junto a J.F. Silvestre-Salvador) un estudio científico en el que recogían los datos obtenidos en 4 hospitales españoles durante tres años y medio. Este artículo, Dermatitis alérgica de contacto por acrilatos en esmaltes permanentes (Actas Dermosifiliográficas, 2017) es desde entonces una referencia imprescindible en este asunto.
“En aquel momento, entre los cuatro hospitales se había estudiado a 43 pacientes, de las cuales 40 eran esteticistas y 3, usuarias de manicura con acrilatos. En un estudio realizado solo en el Hospital Universitario de Toledo en 2021 hay 77 pacientes, de las cuales 51 son esteticistas y 26, usuarias de manicura acrílica”, nos explican las propias autoras. Es decir, se trata de un problema en aumento, y que ha dejado de ser “una dermatosis profesional” por el número de usuarias que lo están registrando.
DAC: por qué aparece
La dermatitis alérgica de contacto (DAC) que sufren las esteticistas y manicuristas tiene lugar por el contacto continuado con los acrilatos que contienen los esmaltes permanentes, semipermanentes o de larga duración. Estos acrilatos, nos explican las doctoras Gatica y Pastor, son compuestos derivados del petróleo con innumerables aplicaciones en la industria. “Se forman a partir de pequeñas moléculas denominadas monómeros. Estas partículas diminutas se encadenan unas a otras para formar compuestos más grandes denominados polímeros a través de reacciones químicas complejas que requieren en ocasiones de la aplicación de luz ultravioleta o LED. Podría compararse a las perlas de un collar: cada perla sería el monómero, y el collar completo sería el polímero”.
Los problemas surgen cuando se manipulan estos esmaltes en su forma fluida, cuando están blandos, frescos, sin endurecer, o cuando el proceso de secado (polimeración) no se ha
completado correctamente
Un esmalte en su estado líquido está formado por monómeros, que son partículas muy pequeñas que pueden penetrar en la piel, ocasionando la alergia. Sin embargo, cuando se unen (a través del proceso de secado), forman un polímero (esa especie de plástico que es el esmalte ya seco), que es una molécula más grande y, por tanto, incapaz de penetrar en la piel. El problema, explican las especialistas, surge entonces cuando se manipulan estos esmaltes en su forma fluida, “cuando están blandos, frescos, sin polimerizar o, lo que es lo mismo, sin endurecer”, o cuando el proceso de polimerización no se ha completado correctamente, “quedando monómeros libres capaces de atravesar la piel y provocar DAC”.
Las “cicatrices” del gel
La dermatitis alérgica de contacto, también llamada eccema alérgico de contacto, “es una inflamación localizada en la piel en aquellas zonas donde el producto entra en contacto con la misma”, nos explican las dermatólogas, y se manifiesta con enrojecimiento, rojez, picor y pequeñas ampollitas. Estos síntomas pueden ser muy intensos en ocasiones, y si el contacto continúa en el tiempo puede derivar en “una reacción más crónica, con engrosamiento de la piel y grietas, fisuras dolorosas”. En las esteticistas, estas reacciones suelen localizarse en las yemas de los primeros dedos de la mano dominante (fig. 1), mientras que en las usuarias son frecuentes en la piel que rodea las uñas. Según reza el estudio publicado por Actas Dermosilográficas y liderado por estas expertas, “la siguiente localización más afectada es la cara, con predominio de párpados, mejilla y zona mandibular. Las lesiones situadas en estas zonas están provocadas por un mecanismo de transferencia pasiva (a través de los dedos o a través de objetos contaminados como el teléfono móvil)”.
Además de las reacciones de dermatitis alérgica de contacto, otras reacciones que provocan los acrílicos y por las que esta sensibilización “da la cara” son las alteraciones en la lámina de las uñas. Estas se muestran más débiles, más quebradizas o con cambios en la coloración. “En muchas ocasiones se confunden con hongos o con otras patologías de las uñas”, indican las doctoras. Las afectadas también refieren sensaciones de hormigueo, cefaleas o incluso síntomas respiratorios, como carraspera o tos.
El tratamiento es el mismo que ante cualquier dermatitis: corticoides. No obstante, el principal problema del contacto con estos acrilatos es tienen un alto riesgo de sensibilización, y esto puede tener consecuencias a largo plazo. “La trascendencia de sensibilizarse o hacerse alérgico a acrilatos en procedimientos puramente estéticos radica en que podría llegar a comprometer el futuro uso de este tipo de materiales”, que se encuentran en múltiples dispositivos médicos. De hecho, continúan, “ya se han descrito casos de rechazo a materiales odontológicos o prótesis traumatológicas en pacientes previamente sensibilizadas a acrilatos en materiales estéticos”.
Esto, por supuesto, por no hablar de desarrollar una alergia crónica a tu puesto de trabajo, a aquello que constituye tu fuente de ingresos principal. En este sentido, sin embargo, Gatica y Pastor nos dan una respuesta algo más tranquilizadora: aunque una vez desarrollada, la alergia ya no se cura, los síntomas no aparecen si evitamos el alérgeno. “En un estudio reciente hemos visto que el 62 % de las esteticistas que presentan alergia a acrilatos pueden continuar trabajando con las medidas de protección adecuadas”, sostienen.
Aléjate de estas siglas
En el estudio liderado por las Dras. María Elena Gatica Ortega y Mª Antonia Pastor Nieto se describen hasta 22 acrilatos identificados como desencadenantes de las reacciones alérgicas (BA: butilacrilato; 1,4-BDMA:1,4-butildimetacrilato; 1,3-BDMA: 1,6 butildimetacrilato; BUDA: butanedioldiacrilato; Di HEMAT: Di hidroxietilmetacrilato trimetilhexil dicarbamato; EA: etilacrilato; EGDMA: etilenglicoldimetacrilato; EMA: etilmetacrilato; 2-HEA: 2-hidroxietilacrilato; 2-HEMA: 2 hidroxietilmetacrilato; 2-HPA: 2-hidroxipropilacrilato; 2-HPMA: 2 hidroxipropilmetacrilato; MMA: metilmetacrilato; PE: prueba epicutánea; TEGDMA: trietilenglicoldimetacrilato; THFMA: tetrahidrofurfurilmetacrilato; UA: uretano acrilato; UDA: uretanodiacrilato; UDA(AL):uretanodimetacrilato alifático; UDA(AR): uretanodimetacrilato aromático; UDMA: uretanodimetacrilato). No son los únicos acrilatos que existen, por supuesto, “solo los que utilizamos en las baterías de alérgenos de nuestras consultas, y todos comparten la característica de ser altamente sensibilizantes en su forma de monómero”, explican las especialistas.
¡Esto debe saberse!
Como vemos, este no es un tema que haya que tomar a la ligera. Es fundamental que quien manipula estas sustancias esté correctamente formada y que ponga toda su atención en minimizar los posibles riesgos. Las expertas reclamaban en su estudio que, al igual que en cualquier otra industria en la que se manipulen acrilatos, se debería impartir a las esteticistas y manicuristas una formación adecuada sobre estos riesgos; que a su vez repercutiría en la seguridad de las usuarias. Eso sí, una vez instruidas, es también responsabilidad de las profesionales informar a sus clientas.
Además, las dermatólogas insisten en que estos materiales deberían ser únicamente de uso profesional. Aunque ya existe una normativa europea que prohíbe la venta de kits de uso doméstico, las expertas siguen encontrándose con casos de pacientes que los compran por internet. “El riesgo con estos productos es especialmente elevado, pues la aplicación a uno mismo siempre es más engorrosa y, por tanto, la posibilidad de mancharse accidentalmente es mayor. Además, pueden contaminarse otros objetos de la casa y exponer a los otros miembros de las familias, incluidos los niños”, concluyen.
Precaución, amiga manicurista
Si trabajas con esmaltes permanentes y de larga duración, debes protegerte siempre y de manera adecuada. Si sigues estos consejos, evitarás al máximo los riesgos.
✪ Técnica non touch. No toques el esmalte si está blando. No escatimes en el tiempo de secado. El proceso de secado es clave, puesto que si se hace correctamente se completa la polimerización y los agentes dañinos ya no pueden penetrar en la piel. “La lámpara puede ser de luz ultravioleta A (UVA) de baja intensidad, generalmente 435- 325 nm. Con esta, el tiempo que lleva realizar el secado del esmalte es de unos 2 minutos”, describe el artículo Dermatitis alérgica de contacto por acrilatos. Si se utilizan lámparas de luz LED, el tiempo de secado se reduce a unos 30 segundos. Si algún dedo queda fuera de la lámpara (el pulgar, normalmente), debe secarse independientemente en un segundo tiempo.
✪ Cambia las bombillas cada 2-4 meses, según el uso.
✪ Usa siempre guantes. Las expertas recomiendan comprar guantes de polietileno trilaminado tipo 4H y recortar la parte de los dedos para proteger los más vulnerables. Encima de estos dediles, poner guantes de nitrilo, que cambiaremos con cada clienta (fig. 2). “Alternativamente pueden usarse guantes de nitrilo grueso o dobles guantes de nitrilo por cortos periodos de tiempo”. También recomiendan el uso de mascarilla.
✪ Usa el palito de naranjo. Si hay esmalte sobrante, nunca lo retires con la mano. Muchas esteticistas lo hacen con la mano dominante, la que sujeta el pincel, y luego se limpian este exceso en el dorso de la mano contraria (y se sabe porque es un lugar frecuente de aparición de eccemas).
✪ Cuidado con los apoyos. Evita reposar el antebrazo sin protección en la mesa de trabajo, y no dejes allí (ni permitas que dejen las clientas) objetos que puedan contaminarse, como el móvil o bebidas. Imagina que tu espacio de trabajo, aconsejan las dermatólogas, es como un quirófano. Y cambia el mantel de apoyo con cada cliente.
✪ No compartas material. Las herramientas que emplees en una manicura con acrilatos (lima, palito de naranjo, etc.) no las uses posteriormente para manicuras tradicionales
También puede interesarte…
8 preguntas respondidas sobre las UÑAS DESCAMADAS
UÑAS ESTRIADAS: causas, tratamientos y soluciones
La tendencia de las UÑAS POSTIZAS, ¿gel, acrílico o porcelana?
Deja una respuesta