La llegada de nuevas fórmulas de la toxina botulínica tipo A tiene expectante a toda la comunidad y el mercado médico-estético. La toxina coreana, la americana… Esta situación nos retrotrae, por su similitud, a 2009, año en que el mercado del bótox se diversificó, pasando de existir solo una marca a tres. Las expertas de la Clínica Mira+Cueto explican las diferencias entre ambos contextos y también entre las distintas toxinas que están por venir.
La aplicación de toxina botulínica sigue liderando las encuestas de procedimientos no quirúrgicos de medicina estética; aún por encima del ácido hialurónico, a pesar de su imparable crecimiento. Según los últimos datos publicados por la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS), en 2019 estos tratamientos supusieron el 46,1 % del total de procedimientos no quirúrgicos. En España también ocupan el ‘top 1’, con un 36,4 % del porcentaje total.
Un poco de historia
La primera toxina que se autorizó en el mundo fue Botox®, marca que comercializaba la compañía farmacéutica Allergan y que se convirtió en el nombre genérico con el que designamos a todos los tratamientos con toxina botulínica. En España, sin embargo, el nombre comercial de este medicamento no fue Botox sino Vistabel®.
Allergan tuvo, desde 1989, el derecho de uso del bótox para el tratamiento de distonías de músculos estriados, como en casos de estrabismo o tortícolis. Sin embargo, la FDA no aprobó el uso estético del bótox hasta 2002, y en España no llegó hasta 2004. En 2009, la entrada en el mercado de la marca Azzalure (del laboratorio Galderma), y un año más tarde la de Bocouture (de Merz Aesthetics) acabaron con el monopolio de Vistabel. Mucho se debatió en aquel contexto sobre cuál era el producto de mejor calidad, el que garantizaba los máximos resultados o los más duraderos. El tiempo y su uso demostró que las tres eran prácticamente iguales.
El mejor bótox
En el año 2015, las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto desarrollaron “un estudio autofinanciado que aún sigue vigente para hallar las principales diferencias de Vistabel, Azzalure y Bocouture”, nos explica la Dra. Mira, médico estético y codirectora de la Clínica Mira+Cueto. “En primer lugar nos impulsó el hecho de que, pese a poseerse una amplia experiencia hospitalaria de las tres formulaciones, y no haberse detectado diferencias significativas entre ellas, hasta ese momento no se habían contrastado las tres de forma estandarizada en el mismo paciente”, indica. El otro motivo fue la cantidad de noticias sin aval científico que se publicaron, exponiendo las supuestas ventajas e inconvenientes de unas toxinas sobre otras.
Según su estudio, que se desarrolló sobre 33 pacientes en un periodo de 6 meses, y en el que se midieron parámetros como el dolor de la inyección, los resultados, la duración de estos y los efectos secundarios, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las tres toxinas en ninguno de ellos. Es decir, no había una mejor toxina, se puede concluir que se trataba de tres nombres comerciales diferentes para la misma toxina botulínica de tipo A.
Los nuevos botox
El contexto actual, sin embargo, es diferente. En este caso sí que se trata de “variaciones de la misma [toxina botulínica tipo A] que, en algunos casos, sí que aportan diferencias en cuanto a formulación e incluso durabilidad”, dicen desde la clínica Mira+Cueto. Esto, continúan, “siempre es positivo, ya que significa un mercado más abierto y, algo que para nosotras es lo más importante, más científicos estudiando y desarrollando el producto. Esto hace que estemos viendo mucho movimiento de I+D en torno a la toxina, nuevos horizontes terapéuticos (cicatrices, acné, rosácea…) y nuevas formulaciones (líquidas, tópicas) que nos permitirán ofrecer a nuestros pacientes tratamientos más avanzados y completos”.
K-Bótox o toxina coreana
Es de la que más se ha hablado desde hace unos tres años. El laboratorio coreano que la fabrica, Daewong, la distribuye luego a varios laboratorios que terminan de procesarla, informan en la clínica, de ahí que aparezca luego con distintos nombres en función del área geográfica: Jeuveau (es la más próxima a salir en Europa, incluido España, que será distribuida por laboratorios Croma. Se estima que pueda ser en 2022), Nabota (de momento solo se vende en Asia e Hispanoamérica) o Nuceiva. Estas marcas están aprobadas por la FDA, pero hay que tener cuidado con otras que se anuncian en internet como toxinas coreanas que ni están aprobadas ni garantizan, por tanto, haber pasado los controles de seguridad y eficacia necesarios.
Primero, se hablaba de mejor calidad y mayor duración, pero las doctoras desestiman esa idea: se trata del mismo bótox, “exactamente igual al que ya conocíamos, con los mismos excipientes y una combinación de toxina botulínica y lo que se conocen como proteínas complejantes”. Por tanto, la duración es también la misma: de 4 a 6 meses. También se ha publicado que esta toxina será mucho más barata, un 30 % más, quizá porque, al ser la misma toxina, se ahorraba todos los gastos de investigación. “Aunque la idea original que publicó la empresa que lo distribuye en Estados Unidos era venderla un 20-30 % más barata, esto es algo que no se puede afirmar hasta que no entre en el mercado español. De hecho, el propio bótox tiene diferentes precios en distintos países y el Jeuveau no es significativamente más barato en Canadá, por ejemplo. Así que hasta que no llegue a nuestro país no podemos asegurar su precio”, explican las doctoras. En cualquier caso, “el precio del producto y del tratamiento no son lo mismo: en el tratamiento se ha de tener en cuenta también la experiencia clínica y buen hacer del médico: su formación, experiencia, técnica propia y buen gusto al aplicarlo”.
Toxina americana (toxina daxibotulínica)
Esta toxina “también es toxina botulinica tipo A, pero lleva asociada una proteína con el fin de limitar su difusión. Esto es importante porque la difusión es parcialmente culpable de reducir la duración del tratamiento. Lo que los creadores de esta nueva toxina aseguran es que al reducir la difusión hay una mayor concentración de toxina en el punto de inyección y explica su teoría de una duración mayor: hablan de 6 meses para esta nueva y 3 para las anteriores, aunque, en realidad, las anteriores han demostrado una duración de entre 4 y 6 meses”, explican.
Además, esta no lleva albúmina, una proteína que sí tienen las toxinas actuales y que no pueden aplicarse personas alérgicas al huevo.
Aún no se tienen datos de cuándo llegará a España. “Esta toxina, del laboratorio Revance, está en fase 3 de estudio, que es la última fase antes de aprobar un nuevo fármaco”, explica la Dra. Mira. Sin embargo, “todos los temas de avances van últimamente muy lentos”, reconoce.
El bótox líquido permite que las dosis usadas sean mas precisas
Innotox o bótox líquido (toxina nivobotulínica)
Esta es, confiesa la Dra. Mira, la que personalmente espera con más entusiasmo, por su formato: esta toxina (fabricada también por Allergan, como Vistabel) es líquida y viene lista para usar. “Todas las demás tenemos que reconstituirlas con suero para poderlas aplicar, pero esta ya viene en forma liquida. Esto permite que las dosis usadas sean mas precisas”. Esta formulación tampoco utiliza albúmina humana como conservante, sino polysorbato, por lo que también es apta para alérgicos al huevo.
El laboratorio espera su aprobación por la FDA para 2022, así que hasta que la Agencia Española del Medicamento autorice su uso en España, aún tendremos que esperar.
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