La depilación con cera tiene, para muchas personas, una connotación injustamente negativa, pues responde a un prejuicio que se basa en una imagen totalmente desfasada y arcaica. Este servicio ha dejado de ser un servicio funcional y asociado al malestar para convertirse en parte de un tratamiento o ritual de belleza más.
En estética, lo sabemos bien, no se puede juzgar nada basándose en recuerdos. Si después de un “En mis tiempos…” viene una frase que condene cualquier práctica estética, seguramente quede anulada en el acto, por falta de investigación y actualización. Como pasa con la edad de los perros, los años en este sector hay que contarlos como décadas; y es que la estética evoluciona de manera exponencial.
“Hacerse la cera” hace 10 o 15 años suponía un trance, poco menos que un suplicio, que una soportaba entre sudores, con resignación, consolada por la sabiduría ancestral de madres, abuelas, amigas y vecinas que repetían eso de que “para presumir hay que sufrir”; o convencidas ante el miedo de convertirse en puercoespines pinchudos porque, como era bien sabido, depilarse con cuchilla suponía el crecimiento de dos o tres o cuatro pelos duros por cada poro.
“Ir a hacerse la cera” se asociaba a la imagen de una cabina blanca, fría e impersonal; a un calentador de cera que, como un caldero humeante, cocinaba una cera rosa chicle o verde pócima, con o sin pelos, tuyos o de otra; a una chica soplando una espátula, no siempre el tiempo suficiente. En el mejor de los casos, no era para tanto. En los peores escenarios, alguna quemadura, y ceras de mala calidad o que se habían dejado enfriar demasiado tiempo, y que tenían que quitarse de 4 o 5 tirones de las zonas más sensibles.
“La verdad es que, echando la vista atrás, los tratamientos estéticos en general de los años 90 o 2000 no tienen nada que ver con los que se están aplicando en la actualidad. Y, en concreto, en depilación, la evolución ha sido abismal. En aquella época, la cera supercaliente que se reutilizaba infinitas veces (que recordamos las más veteranas) era la ‘norma’ en la mayoría de los salones”, nos confirma Pilar Reyes, formadora internacional de Depilève, una de las principales compañías fabricantes de ceras de España, entonces y ahora.
Ese recuerdo, no obstante, parece estar totalmente desfasado. Empezando por el nivel de los propios espacios de estética, y la formación y preparación de las profesionales, y siguiendo por la calidad de los productos y tratamientos asociados.
“Los tratamientos estéticos de los años 90 o 2000 no tienen nada que ver con los que se están aplicando en la actualidad. Y, en concreto, en depilación, la evolución ha sido abismal”
Temperatura y activos
Uno de los primeros pasos en el desarrollo de este servicio, afirma Reyes, lo dio su compañía a principios del milenio, siendo pionera en lanzar una cera desechable y de baja temperatura que, asegura, “revolucionó el mundo de la depilación más allá de nuestras fronteras, y que muchas esteticistas de la época recordarán”. Esta evolución de las ceras, sin embargo, no ha parado: “cada vez se aplican a temperatura más baja, se adhieren más al vello y menos a la piel, y están enriquecidas con activos que cuidan la epidermis, lo que hace que la sensación durante la depilación sea más confortable”, asegura la formadora.
Ana Laura Vázquez, directora técnica de Starpil, otro de los primeros y más reconocidos fabricantes de ceras, creadores del sistema roll-on, coincide en mencionar la temperatura de fusión y, sobre todo, las materias primas de calidad, como principales responsables de esa mejora cualitativa en las ceras y la consiguiente mejora experiencial en el servicio. Como ejemplos, Vázquez menciona sus ceras de baja fusión elaboradas con ceras de abeja y colofonias, “que se adhieren perfectamente a la piel y ablandan el poro para favorecer la extracción del pelo de raíz, retardando su aparición”: o las que incorporan dióxido de titanio, “polvo de origen mineral que hace que la cera sea más cremosa y amable con las pieles más sensibles”.
También destaca las enriquecidas con principios activos y aceites vegetales, como su línea Starsoft, que incorpora aceite de tamanu, un activo neurosensorial con el que minimizan los tiempos de recuperación cutánea, o las ceras de su línea higienizante, “con activos como el árbol del té o la caléndula, con propiedades antisépticas y regeneradoras para la piel”.
La investigación y el desarrollo ha permitido a los fabricantes incluir en las composiciones materiales sintéticos que dotan a las ceras de mejores propiedades, como una mayor elasticidad.
Depilación científica
Además de estos ingredientes naturales para cuidar la piel durante el tratamiento, la investigación y el desarrollo ha permitido a los fabricantes incluir en las composiciones materiales sintéticos que dotan a las ceras de mejores propiedades, como una mayor elasticidad.
Ana Laura Vázquez nos habla de los polímeros, “moléculas muy simples que se enlazan entre sí, formando una verdadera red que le brinda a la cera una elasticidad especial”. Estas ceras más elásticas facilitan el trabajo de la profesional, “ya que permiten su aplicación en capas más finas, tienen menos tiempo de secado y no se cuartean o rompen en el momento de su extracción. No se quedan pegadas a la piel del cliente y, con una buena técnica de aplicación, se puede extraer la placa entera, minimizando posibles irritaciones”, explica la experta.
Además, añade, al ser más flexibles, se adaptan a cualquier área corporal, y permiten eliminar el vello más corto sin romperlo. Para rematar, nos cuenta Vázquez, algunas de las nuevas indicaciones incluyen hasta purpurinas, que no solo hacen visualmente más atractivo el tratamiento, acabando con el terrible ‘verde pócima’ para ofrecer una gama amplísima de acabados bonitos y apetecibles, sino dejando, además, un efecto de brillo en la piel tras la extracción.
Pilar Reyes, de Depilève, nombra el desarrollo en este campo como “depilación científica cosmética”, pues son los laboratorios y equipos de I+D+i los que han sabido aprovechar una depilación para convertirla, a su vez, en un tratamiento cosmético antiedad o antimanchas. “Allí [en su departamento de I+D] fue donde empezaron a pensar que había que aprovechar el efecto máscara de calor que genera la cera (efecto osmótico) y la vía de acceso a las capas más profundas de la piel que genera el canal folicular cuando eliminamos el vello para hacer penetrar a gran profundidad activos cosméticos antiedad o blanqueantes, por ejemplo”, explica Reyes.
Así nació, en su caso, Waxceutical, un tratamiento de depilación suave cuyas ceras actúan como vehículo para que los ingredientes activos penetren en las capas más profundas de la piel y tratar este tipo de preocupaciones.
Un ritual beauty más
No obstante, en lo que más insisten y coinciden las profesionales, sea cual sea su empresa, es en que gran cambio que ha vivido la depilación es que ha dejado de verse como un servicio para retirar el vello –o en ello están–, para empezar a verse como un protocolo total de estética.
“Por suerte, poco a poco, la depilación ha dejado de ser ‘solo depilación’ –defiende Mar Llobet, técnica en estética y depilación, y encargada de marketing de CEMSA, otro de los grandes fabricantes nacionales–. Nuestra lucha particular es que se trate cada vez más como un tratamiento completo de cuidado en el que, aparte de depilarse, la clienta pueda disfrutar de un momento en el centro donde pueda cuidar su piel y también sentirse mimada y relajada”.
Para ello, continúa, “la ejecución de un buen pre- y postdepilatorio es esencial”. En el proceso previo al tratamiento en sí podemos encontrar desde cosméticos para limpiar la piel y exfoliarla, facilitando así el proceso de extracción, o productos que absorben la humedad de la piel, mejorando la adhesión de la cera; hasta cosméticos que afirman incluso reducir el grosor del vello. Entre los ingredientes del ‘pre’ destacan los antiinflamatorios, antisépticos y analgésicos; y, para el ‘post’, los calmantes, acondicionadores e hidratantes.
Pero en la cosmética no acaba todo. Como decíamos, la intención de los fabricantes y de las esteticistas es crear rituales completos, con momentos de desconexión y relajación que preparen física y mentalmente para el ‘tirón’, o que eclipsen totalmente ese rato de incomodidad. Vázquez, de Starpil, menciona sus “masajes craneales con fragancias relajantes y toallas calientes” o su protocolo Concious Waxing, que incluye bambuterapia en las piernas y el rostro del cliente, aunque añade que también trabajan “con piedras, lluvia de oxigeno…”. Lo que haga falta para dejar un buen sabor de boca al cliente.
Nunca pasó de moda
Hemos hablado de recuerdos, nos hemos dirigido a esas usuarias posiblemente desactualizadas que probaron la depilación en su día, o a esas que directamente se pasaron al que fue, sin duda, el mayor competidor de este método, la fotodepilación. Sin embargo, para la técnica de CEMSA, “la depilación con cera nunca quedó en el pasado”. De hecho, sostiene que siempre se ha mantenido como uno de los sistemas de depilación más utilizados. “Todos los centros de estética siguen ofreciendo este servicio, ya que sabemos que sigue estando muy buscado por los clientes. Y, a diferencia de otros, con la cera uno siempre acierta”, sostiene Llobet.
El perfil del cliente es diverso: “desde adolescentes que comienzan sus primeras depilaciones hasta las mujeres que siempre han preferido este sistema, pasando por deportistas y hombres que apuestan cada vez más por la cera para perfilar su barba, diseñar sus cejas o eliminar los pelitos de la nariz”, aporta Pilar Reyes.
Además, añade a las personas en quienes el láser está contraindicado (como los pacientes con tatuajes, o que toman medicamentos fotosensibilizantes) o en cuyas pieles este no es del todo efectivo (personas de pieles oscuras o, en el otro extremo, con pieles muy claras y vello muy rubio). Y, para todos aquellos que solo piensen en el dolor, Reyes es firme, y zanja: “Con las temperaturas actuales de aplicación, los protocolos cosméticos pre- y postdepilatorios, la poca adherencia de la cera a la piel y la mano experta de terapeutas entrenadas en un método de depilación adecuado, te aseguro que la cera es mucho menos dolorosa que el láser”.
¿Qué hay de nuevo en cera?
STARPIL
Su línea en tendencia es Pure Vegan, una línea 100% vegana, diseñada para salones que apuestan por lo natural o la sostenibilidad. Esta línea tiene en su composición, entre otros, aceite de soja y de semillas de girasol, y se acompaña del protocolo Conscious Waxing, un masaje con cañas de bambú para activar la circulación del cliente y proporcionarle un momento de relax.
DEPILÈVE
Su último lanzamiento es la línea Waxceutical, integrada por Soft & Bright, un tratamiento depilatorio y rejuvenecedor que mejora el estado general de la piel, su hidratación y elasticidad, y DNA, tratamiento con cera para combatir la hiperpigmentación, unificar el tono de la piel y potenciar la luminosidad. Ambos
incluyen su propia cera y productos prey postdepilación como sérums, cremas, lociones y mascarillas específicas.
CEMSA
Su último lanzamiento es su colección Pure: ceras de consistencia fluida y altamente flexibles, específicamente formuladas con resinas sintéticas y aceites naturales de alta calidad (extracto de arándanos o extracto de orquídea luna) para una depilación confortable en pieles y áreas delicadas o muy delicadas.
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