Por extraño que parezca, la piel refleja de manera más visible de lo que nos imaginamos el consumo de alcohol. ¿Entre las pistas más delatoras? arañas vasculares, enrojecimiento, rostros arrugados… Incluso algunos casos de acné pueden estar desencadenados por el exceso de azúcar en sangre que aporta el consumo de alcohol. También la zona de cuello y escote puede verse afectada y mostrar enrojecimiento.
¿El motivo? El alcohol degrada hasta el punto de ralentizar la actividad de las enzimas, genera radicales libres que degradan nuestra actividad celular y, como consecuencia, deteriora nuestro colágeno, aumentando la flacidez y acentuando las arrugas. Provoca el ascenso de la sangre al rostro, inflamando mejillas y nariz, deshidratación y envejecimiento prematuro. Para poder metabolizarlo necesitamos altas cantidades de agua que el organismo también busca en nuestra piel provocando una deshidratación extrema. Es un ladrón de agua, por su efecto diurético lo que ralentiza la capacidad de nuestra piel para rehidratarse. En definitiva, succiona la salud de nuestra piel.
¿Qué le pasa a tu piel cuando bebes alcohol?
Envejecimiento prematuro, la piel se afina y los vasos sanguíneos en el rostro se incrementan por lo que surge el enrojecimiento facial tan delator. Tampoco debes olvidar que esos efectos se prolongan horas, incluso días después. El cuerpo trabaja a marchas forzadas para liberar esos excesos y se pueden reflejar en piel irritada, granos porque la piel necesita expulsar por los poros las toxinas ingeridas. Paraliza la producción de glóbulos blancos y rojos, lo que puede desencadenar en un fallo inmunológico y haciéndonos más susceptibles a una infección en la piel. Además, descansamos peor y esa sensación de agotamiento y malestar se refleja en un rostro cansado hinchado y deshidratado.
¿Cómo sufre la piel la resaca de una noche?
Como venimos comentando, una resaca, igual que provoca malestar y nuestro organismo se resiente de manera generalizada de sus consecuencias, la piel también las sufre. A corto plazo, además del efecto de hinchazón, se siente deshidratada reflejando un tono insano (cetrino) y carente de luz.
El nivel de oxígeno en sangre disminuye incluso con un consumo moderado, una bebida diaria aproximadamente. Además de arrugas, patas de gallo, rictus, código de barras, aparecen bolsas y pérdida de volumen en tercio medio y aumento de los vasos cutáneos. De hecho, la piel tampoco responde de la misma manera a los tratamientos y a los cuidados cosméticos diarios. Deben prestar especial atención las personas que tienen rosácea. El alcohol se encarga de aumentar la vasodilatación incrementando el enrojecimiento. Es sin duda el motivo de rostros cansados y que aparentan una década más de la que muestra su DNI.
¿Y si se trata tan solo de una copa diaria?
A corto plazo los efectos no son tan visibles pero a largo plazo, el alcohol no deja de provocar que nuestro organismo y por supuesto, nuestra piel, deban desarrollar una actividad más intensa para liberar los azúcares y toxinas aportados. Tras el sol y los factores externos como la contaminación, sin duda, el tercer elemento que más nos envejece, es el consumo de alcohol.
¿Cómo combatir esos efectos nocivos?
El primer aspecto que debes controlar es su consumo y evitarlo en la medida de lo posible. En cuanto a tratamientos cosméticos, debemos hidratar, nutrir y proteger. También es aconsejable realizar curas calmantes y aportar Vitamina C y ácido hialurónico en los cuidados cosméticos diarios. Además, ahora en invierno, emplea retinol para suplir la carencia de vitamina A que el alcohol también sustrae de nuestra piel.
¿Y en cabina?
Desde los Centros Carmen Navarro recomiendan un tratamiento detox en cabina como Beoxy, un protocolo facial regenerador que otorga a la piel hidratación y vitalidad tras una experiencia que nos lleva a la máxima relajación. El oxígeno es el protagonista consiguiendo bioremodelar el rostro, definiendo cada facción y penetrando en profundidad Oxy Plus, un sérum enriquecido con Vitaminas A, C, E y F, escualeno y Quinoa. Radiofrecuencia, ultrasonidos y corrientes alternas combinadas con luz led, serán los responsables de personalizar al máximo el tratamiento haciendo hincapié en el objetivo buscado. El momento culmen llega con la cúpula que aporta oxígeno al 95% y que, combinada con musicoterapia y luz led, nos lleva a un momento de máxima desconexión.
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