El verano se acaba, las vacaciones llegan a su fin y, con ellas, una de las dudas más frecuentes en consulta: ¿cómo mantener el bronceado conseguido durante los meses de sol? Más allá de la estética, la duración del tono está directamente relacionada con la fisiología de la piel, la calidad de la melanina producida y los cuidados posteriores a la exposición solar.
Pero, para profundizar un poco más y llegar a algunas conclusiones, hemos hablado con cuatro expertas de referencia en nutrición, estética, cosmética y medicina estética que responden a las preguntas más comunes de las clientas en septiembre. Todas coinciden en un mismo mensaje: prolongar el bronceado es posible, pero siempre desde una perspectiva saludable y segura.
Qué ocurre en la piel cuando nos bronceamos
El bronceado no es un capricho de la naturaleza, sino una estrategia de defensa. La farmacéutica Begoña Zamacois, Brand Manager de HD Cosmetic Efficiency, lo explica con claridad: “Los melanocitos sintetizan melanina para proteger el ADN celular. Esta melanina se transfiere a los queratinocitos, que son las células que pigmentan la piel”.
Sin embargo, no todos los tonos se comportan igual.
La doctora en medicina estética Natalia Ribé advierte que hay que diferenciar entre un bronceado superficial y uno profundo: “El superficial afecta solo a las capas más externas de la epidermis y dura menos, mientras que el profundo alcanza capas más internas y permanece más tiempo. El problema es que ese bronceado profundo también conlleva más daño: pérdida de colágeno y mayor riesgo de lesiones cutáneas”.
Por qué el bronceado se pierde
La pérdida progresiva del color tiene un motivo claro: la renovación natural de la piel. Zamacois lo resume así: “La regeneración epidérmica elimina poco a poco los queratinocitos pigmentados. Cuanto más rápido sea este recambio, más breve será la duración del bronceado”.
La esteticista y experta en medicina estética Marta García, fundadora de los centros que llevan su nombre en Oviedo, añade que influyen muchos factores individuales: “El fototipo, el grosor y la salud de la piel, la calidad de la melanina y la velocidad de recambio celular”.
Eso sí, una piel hidratada y bien nutrida mantiene el tono más tiempo; una piel deshidratada u oxidada lo pierde rápidamente y con descamación.
La enzima clave: la tirosinasa
Para la nutricionista y farmacéutica Salena Sainz, fundadora de Naturae Nutrición, la clave está en la actividad de la tirosinasa, enzima responsable de la melanogénesis: “La tirosinasa transforma la tirosina en melanina, y cuanto mayor sea su actividad, más intenso y duradero será el bronceado”.
Ahora bien, este proceso necesita protección frente al estrés oxidativo. “La tirosinasa debe estar respaldada por un escudo antioxidante —añade Sainz—. Enzimas como la superóxido dismutasa o la catalasa, junto con vitaminas como la C y la E, evitan que la melanina se degrade prematuramente y ayudan a mantener el pigmento estable”.
Alimentación: la aliada silenciosa
Lo que comemos en septiembre puede marcar la diferencia. Sainz recomienda priorizar alimentos ricos en nutrientes específicos:
✪ Tirosina: presente en almendras, aguacate, plátano o semillas de sésamo.
✪ Cobre: fundamental para la actividad de la tirosinasa; se encuentra en cacao puro, mariscos, frutos secos y legumbres.
✪ Carotenoides y betacarotenos: aportan tono dorado y antioxidación; abundan en zanahoria, calabaza, boniato o espinacas.
✪ Polifenoles antioxidantes: presentes en té verde, frutos rojos y uvas moradas.
✪ Omega 3 y grasas saludables: mejoran la elasticidad cutánea y la calidad del tono.
La doctora Ribé añade una advertencia sobre la suplementación: “Los beta-carotenos, la vitamina E, el zinc o el selenio ayudan a prolongar el bronceado, pero los suplementos deben estar siempre supervisados por un profesional para evitar sobredosificación”.
Cosmética y nutricosmética para mantener el tono
El mercado ofrece ingredientes cosméticos específicos para prolongar el bronceado de manera segura.
Zamacois destaca
• el DHA, presente en los autobronceadores;
• la tirosina y acetil tirosina, que estimulan la melanogénesis;
• el aceite de burití y los betacarotenos, con acción antioxidante y de aporte de color;
• y los polihidroxiácidos, que exfolian suavemente sin arrastrar el pigmento.
En el ámbito de la nutricosmética, cada vez hay más evidencia de su papel complementario. “Activos como el licopeno, la astaxantina, la vitamina E o el extracto de té verde protegen frente al fotoenvejecimiento y prolongan la pigmentación desde dentro”, añade la farmacéutica.
Tratamientos profesionales: de la cabina a la clínica
En cabina, la estrategia se basa en exfoliar con inteligencia y reforzar la hidratación.
Marta García nos cuenta que trabaja con exfoliantes químicos suaves o enzimáticos, combinados con infusiones de antioxidantes como la niacinamida, el extracto de regaliz o la alantoína. Como ella misma dice, utilizan “aparatología hidratante como la electroporación o la radiofrecuencia. Así unificamos el tono, reforzamos la barrera cutánea y evitamos descamaciones”.
Desde la medicina estética, la Dra. Ribé propone alternativas no invasivas: “Las revitalizaciones, las biostimulaciones sin agujas y los tratamientos a base de vitamina C y antioxidantes mejoran el tono y la textura sin dañar la piel. Los retinoides, además, ayudan a unificar y prolongar el color”.
Hábitos diarios que prolongan el bronceado
Más allá de la consulta, los gestos cotidianos marcan la diferencia:
✔ Hidratación tópica y oral: beber suficiente agua y aplicar cremas nutritivas.
✔ Fotoprotección diaria: incluso en septiembre y en días nublados.
✔ Exposición gradual y controlada: evita quemaduras, manchas y engrosamiento epidérmico.
✔ Cuidado en casa: exfoliaciones suaves una vez por semana, duchas templadas, descanso adecuado y reducción de alcohol o tabaco.
Según Marta García, “la exfoliación inteligente retira células muertas sin acelerar el recambio en exceso, y la hidratación preserva el volumen del estrato córneo, que es clave para que la piel retenga el color”.
Conservar el bronceado más allá del verano no depende de un único truco, sino de la combinación de biología, nutrición, cosmética, tratamientos profesionales y hábitos diarios. Lo importante, recuerdan todas las expertas, es que ese bronceado sea reflejo de una piel sana, hidratada y protegida.
Porque, al final, el mejor bronceado es el que dura… pero también el que cuida la salud cutánea.
➟ 9 preguntas sobre las toallitas autobronceadoras
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Por qué el bronceado se pierde tan rápido?
Porque la renovación celular elimina progresivamente los queratinocitos pigmentados.
¿Qué diferencia hay entre un bronceado superficial y uno profundo?
El superficial dura menos y se elimina con exfoliación; el profundo es más duradero, pero también más dañino para la piel.
¿Qué alimentos ayudan a mantener el color?
Tirosina, cobre, betacarotenos, polifenoles antioxidantes y grasas saludables como los omega 3.
¿Sirven los autobronceadores para prolongar el tono?
Sí, gracias al DHA que pigmenta la piel de forma segura, siempre acompañado de hidratación.
¿La nutricosmética funciona realmente?
Puede ser un buen complemento con activos como astaxantina o licopeno, aunque nunca sustituye a la dieta equilibrada.
¿Qué tratamientos profesionales ayudan a conservar el bronceado?
Exfoliaciones suaves, aparatología hidratante, revitalizaciones y biestimulación sin agujas con antioxidantes.
¿Cómo sé si mi bronceado es saludable o refleja daño solar?
Un tono uniforme, sin manchas ni descamación, es saludable. Si hay engrosamiento epidérmico, rugosidad, manchas o pérdida de elasticidad, refleja daño solar.
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