Flotar para cuidar cuerpo y mente. La terapia de flotación se suma poco a poco a la cartera de servicios de los spas y
centros de bienestar. Toda una experiencia para huir del estrés y desconectar que lleva camino de convertirse en la nueva tendencia wellness. Te contamos todos los beneficios de flotar.
Por Abigail Campos Díez
Masajes, tratamientos de belleza, inmersiones en aguas a diferentes temperaturas, saunas, aromaterapia, rituales de exótica procedencia… Los responsables de las carteras de servicios de spas y centros de bienestar se esfuerzan por ofrecer a sus clientes todas las innovaciones en el campo del bienestar. La última de las tendencias, paradójicamente, hunde sus orígenes en algo tan histórico como el principio de Arquímedes: flotar.
No se trata simplemente de sumergirse sin más en una piscina cualquiera. La terapia de flotación juega con muchas características particulares para ofrecer al cliente una verdadera experiencia de relajación, con beneficios para el cuerpo y la mente. Para empezar, la densidad del agua es mayor y eso impide que el cliente se hunda. Sería el equivalente a flotar en el espacio, pero en el agua y sin que el cuerpo haga ningún esfuerzo. Ya solo queda relajarse y disfrutar.
El centro Oblivium fue pionero en ofrecer este tipo de servicio en la Comunidad Valenciana, hace 16 años. En un espacio totalmente privado, los clientes acceden a un flotario de uso individual. Es una cabina de grandes dimensiones (2,40 metros de largo y 2,15 metros de alto) para evitar cualquier sensación claustrofóbica. En su interior hay 650 litros de agua y 350 litros de sales Epsom, que quintuplican su densidad si la comparamos con la del mar, explica el terapeuta Lenny Lencina, gerente de Oblivium. El resultado es una flotación sin esfuerzo en un agua que se limpia y esteriliza tras cada uso.
Solo flotar ya representa un placer muy diferente. Pero en las terapias de flotación se juega con algo más: la privación de los sentidos. El cliente puede elegir flotar con música y luz, “pero nosotros recomendamos hacerlo con la puerta cerrada, en total oscuridad y en silencio. Gracias a la ingravidez, pues se flota sin esfuerzo alguno, y a la falta de estímulos sensoriales, se llega a eliminar hasta el 90 % de las señales enviadas del sistema nervioso al cerebro, lo cual genera un estado muy profundo de relajación física y mental”, apunta Lencina.
“Gracias a la ingravidez y a la falta de estímulos sensoriales se llega a eliminar hasta el 90 % de las señales enviadas del sistema nervioso al cerebro, lo cual genera una relajación muy profunda”, explica Lenny Lencina, gerente de Oblivium
En medio de una vida frenética, siempre con estrés y preocupaciones, ofrecer al cliente una terapia de relajación ya es muy atractivo. Se calcula que una hora de flotación equivale a cuatro horas de sueño. Pero, en este caso, los beneficios se extienden por igual a cuerpo y mente. “Flotar proporciona un estado muy profundo de relajación física y mental. Esto disminuye la tensión muscular, reduce la fatiga y los dolores crónicos. También combate el estrés, el insomnio, la depresión y la ansiedad. Acelera la recuperación física y los procesos de rehabilitación. Desintoxica el organismo, ayudando a superar fobias y adicciones. Aumenta la concentración y la creatividad. Y hasta tonifica la piel y la suaviza”, enumera Lencina.
Una terapia con historia
El origen de los flotarios se remonta a principios de los años 50. John C. Lilly, un neurofisiólogo que investigaba para la Marina de los Estados Unidos y pionero en los estudios de comunicación con los delfines, se dedicó a investigar qué ocurriría si se privaba al cerebro humano de la casi totalidad de estímulos físicos. Para ello creó la primera cámara horizontal de aislamiento sensorial y pudo comprobar que, al contrario de lo que él y sus colegas de profesión suponían, durante la flotación el cerebro no se dormía, sino que aprovechaba la relajación corporal para aumentar su creatividad y capacidad para la introspección y la resolución de problemas.
Actualmente, los tanques de flotación y aislamiento sensorial se encuentran cada vez más en spas, balnearios y centros de bienestar. John Lennon los utilizaba y también lo han hecho otras celebridades como Robin Williams o Susan Sarandon. Igualmente, la flotación se utiliza como terapia por deportistas atletas para mejorar dolores, calambres, recuperación de lesiones, etc. “No debemos olvidar que esta terapia la creó un neurofisiólogo, con lo que desde el comienzo han existido numerosas investigaciones médicas y científicas al respecto. Los estudios principalmente se han basado en la parte más neurocientífica de la terapia, demostrando que durante la flotación se aminoran las ondas cerebrales que pasan del ritmo beta (propias de la vigilia) al ritmo alfa (calma profunda) e incluso al ritmo theta (sueño) sin perder la conciencia, es decir, permaneciendo despiertos; lo cual, en condiciones normales, solo pueden conseguir las personas muy entrenadas en la meditación. La terapia de la flotación ha despertado tanto interés científicamente hablando que hasta ha habido un estudio de investigación en forma de tesis doctoral llevada a cabo por el académico Torsten Norlander en la Universidad de Karlstad en Suecia”, explica Lencina.
Flotando… también en seco
En una vuelta de tuerca, también existe la evolución “seca” de la tradicional terapia. En Fulness Spa (en Ciudalcampo, en Madrid) existe el Dry Floating Experience. En este caso, se emplea una cama de flotación que consta de un tanque de agua muy salada, cubierto por una membrana fina e impermeable.
El usuario se tumba sobre la plataforma, programa el tiempo (un máximo de 45 minutos), la experiencia acústica con la que desee acompañar la experiencia (música, meditación…) y otros detalles, si lo desea, como la temperatura del agua (entre 34 y 36 grados es lo indicado). Y luego solo tiene que disfrutar de la falta de gravedad.
“Nosotros nos inclinamos por la flotación en seco frente a la flotación tradicional por una cuestión de comodidad. La facilidad de uso, el breve tiempo que requiere, tanto de preparación como a posteriori, facilita que el usuario pueda disfrutar de esta experiencia en cualquier momento. Además, la higiene y la sostenibilidad también es importante, y con la flotación en seco reducimos al mínimo el gasto en recursos –como las sales y el agua–, maximizando la higiene y las adecuadas condiciones sanitarias”, detalla Claudia Rodríguez Calvo, Chief Operating Officer de Fulness Spa.
Al liberar al cuerpo de su propia carga, esta terapia de flotación en seco “permite que se relaje y afloje, lo que produce una profunda sensación de relajación. El estrés al que nos vemos sometidos en nuestro frenesí diario tensa los músculos, los agarrota, y pasa de ser una ayuda a un sometimiento. Hay personas que incluso ignoran hasta qué punto sufren esta tensión en su cuerpo y solo toman consciencia cuando se liberan de ella mediante la terapia de flotación”, concluye.
En otros países
En Estados Unidos y Canadá hay una larga experiencia en terapias de flotación y abunda la oferta. En Europa, Suecia y Reino Unido son los países donde la terapia está más extendida (en Suecia incluso las prescriben los médicos de familia).
En España aún queda mucho camino por recorrer. “Desafortunamente, llevamos mucho retraso en el desarrollo y aceptación por parte del público de este tipo de terapias alternativas, en parte por el desconocimiento y en parte por la desvalorización que se lleva a cabo por parte de las autoridades médicas, que no son capaces de ver el valor terapéutico que tienen esta maravillosa terapia”, denuncia Lenny Lencina, gerente de Oblivium.
Sin embargo, el Covid ha despertado la demanda por este tipo de servicio, según explica Claudia Rodríguez Calvo, Chief Operating Officer de Fulness Spa. “El interés ha aumentado y sigue haciéndolo. En especial después de la pandemia, las soluciones al estrés y la ansiedad están cobrando mucha relevancia. Ahora mismo las personas demandamos tiempo para nosotros, paz, claridad y descanso”.
Deja una respuesta