5 tipos de papada y cómo tratarlas sin cirugía

Cuantos Tipos De Papada Hay
papada todos los tipos

La papada —también llamada doble mentón o cuello de ganso— es una alteración estética frecuente que afecta al contorno inferior del rostro. Se manifiesta como una acumulación visible en la zona submentoniana, justo bajo la barbilla, y puede tener múltiples causas: grasa localizada, flacidez, pérdida muscular, postura inadecuada o incluso retención de líquidos.

Aunque suele asociarse al envejecimiento o al sobrepeso, la papada también afecta a personas jóvenes y delgadas, especialmente por factores como la genética, el sedentarismo o el uso prolongado de pantallas. La buena noticia es que existen tratamientos no quirúrgicos cada vez más eficaces para abordarla, siempre que se realice un diagnóstico correcto del tipo de papada.

➀ Papada grasa o adiposa

Es la más común y aparece por acumulación localizada de tejido graso, con un aspecto blando y voluminoso. Aunque es habitual en personas con sobrepeso, también puede deberse a la predisposición genética.

Según la Dra. Amira Chehade, directora médica de Novo Clinic y experta en armonización facial, “la grasa localizada se puede tratar con técnicas como la criolipólisis o tratamientos no invasivos que disuelven o reducen la grasa”.

Coincide Marta García, directora de los centros estéticos Marta García en Oviedo: “En este tipo de papada, lo más indicado es la unión de mesoterapia lipolítica, crioterapia, HIFU y ondas de choque”.

Ambas especialistas destacan la importancia de combinar tratamientos reductores con tecnologías reafirmantes, como la radiofrecuencia, para evitar que el tejido quede flácido tras la pérdida de volumen.

➁ Papada flácida o dérmica

Este tipo de papada está provocada por la pérdida de colágeno, elastina y firmeza cutánea, generalmente a causa del envejecimiento. Suele aparecer a partir de los 40 años y se manifiesta como un descolgamiento de la piel sin una cantidad significativa de grasa asociada.

“La papada por flacidez está relacionada con la pérdida de elasticidad de la piel y el colágeno, que hace que la piel caiga y forme ese doble mentón”, indica la Dra. Chehade. Para abordarla, García señala que “el mejor tratamiento es la radiofrecuencia fraccionada, HIFU y bioestimulación cutánea, técnicas que ayudan a que el tejido se vuelva a pegar, recompactando así la dermis”.

Como coadyuvante, puede utilizarse cosmética específica: “Los activos más eficaces son los péptidos tensores, la cafeína, el silicio orgánico y la centella asiática. Pero la clave está en la constancia y el masaje correcto al aplicarlos”, subraya García.

➂ Papada muscular

Menos conocida, pero frecuente a partir de los 45-50 años, esta papada está causada por el descolgamiento o la hipotonía del platisma, un músculo superficial que recorre el cuello. Al debilitarse, este músculo pierde su función de sujeción y genera un efecto de “cuelgue” bajo el mentón, incluso sin grasa ni exceso de piel.

“Cuando hay un descolgamiento del platisma, el tratamiento más efectivo suele ser el HIFU, que actúa a distintas profundidades para estimular la contracción muscular y generar colágeno”, explica García. La experta también recomienda “trabajar con neuromoduladores, gimnasia específica y técnicas de neuromodulación mandibular para reforzar el tono muscular”.

➃ Papada postural o tecnológica

La llamada “tech neck” es cada vez más habitual en personas jóvenes debido a la inclinación constante del cuello al mirar pantallas. Esta postura mantenida favorece un descolgamiento prematuro del ángulo mandibular y da lugar a una papada de aspecto blando, con edema o incluso flacidez precoz.

“Es una papada 100 % postural, cada vez más común por el estilo de vida digital. Afecta sobre todo a jóvenes que mantienen la cabeza baja muchas horas”, comenta García. En estos casos, el protocolo combina “masaje cervical profundo, radiofrecuencia, drenaje linfático y ejercicios de reeducación postural”.

Además, pequeñas rutinas como dormir boca arriba, usar una almohada ergonómica o mantener la lectura a la altura de los ojos pueden ayudar a prevenirla.

➄ Papada edematosa o linfática

La papada edematosa está provocada por retención de líquidos y suele estar asociada a una inflamación linfática o inflamación silenciosa. Se manifiesta como un abultamiento blando, a veces intermitente, que puede aumentar con el calor o el estrés.

“Este tipo de papada necesita drenaje linfático manual, radiofrecuencia, ondas radiales, pulsos magnéticos y apoyo desde la nutricosmética drenante”, detalla García. La clave está en identificar si el problema es circulatorio y evitar confundirla con papadas de origen graso o cutáneo.

¿Y si hay más de un origen? La papada mixta

En la práctica clínica es habitual que se solapen varios factores en una misma paciente: exceso de grasa con flacidez, flacidez con edema, postura con pérdida muscular… En estos casos hablamos de papadas mixtas, y requieren un tratamiento global que trabaje en todos los planos implicados: dérmico, muscular, graso y linfático.

“En consulta vemos papadas que no tienen que ver ni con el peso ni con la edad. La clave es valorar qué plano está afectado y combinar herramientas específicas para cada uno”, indica García.

Para la Dra. Chehade, “la diferenciación es clave para determinar el tratamiento más adecuado”, y muchas veces es necesario abordar el problema desde un enfoque estructural, incluso redefiniendo el contorno mandibular sin tratar directamente la papada.

¿Qué rutinas ayudan desde casa?

Aunque no sustituyen a los tratamientos profesionales, existen rutinas domésticas que pueden contribuir a la mejora o al mantenimiento de los resultados.

“Una buena rutina de cuidado facial puede prevenir la aparición de nueva grasa o flacidez, ayudando a mantener los efectos logrados y retrasando el envejecimiento de la zona”, señala la Dra. Chehade. También dice que pueden utilizarse herramientas de masaje que mejoren la microcirculación y estimulen el tejido, así como ejercicios mandibulares y posturales para fortalecer la musculatura.

También son útiles técnicas como el yoga facial, el kobido o el masaje intraoral, especialmente en prevención o mantenimiento.

Lo que no se debe hacer

Entre los errores más frecuentes, las expertas coinciden en que es habitual recurrir a soluciones caseras sin evidencia, como masajear agresivamente la zona o utilizar cosméticos que prometen resultados rápidos.

“Uno de los errores más frecuentes es confiar en productos milagrosos o en manipulaciones que pueden causar inflamación o daño en la piel”, advierte la Dra. Chehade. Por eso, el primer paso debe ser siempre consultar a un especialista.

Consejos expertos para quitar la papada.


Preguntas frecuentes sobre los tipos de papada

¿Por qué tengo papada si no tengo sobrepeso?

Porque su origen no siempre es graso: puede deberse a flacidez, pérdida muscular, postura o factores genéticos.

¿Se puede eliminar la papada sin cirugía?

Sí. Con un diagnóstico adecuado, las técnicas no invasivas pueden mejorar significativamente el aspecto del cuello y la línea mandibular.

¿Cuántas sesiones son necesarias?

Depende del tratamiento y del tipo de papada, pero suelen ser entre 3 y 6 sesiones. Algunos protocolos combinan varias tecnologías.

¿La cosmética sirve de algo?

Sí, como complemento. Ingredientes como péptidos, cafeína, silicio o centella asiática ayudan, siempre con constancia y masaje.

¿El yoga facial funciona?

Como prevención y mantenimiento, sí. Refuerza la musculatura, mejora la circulación y tonifica el contorno mandibular.