Por Marta Ramírez
con productos de maquillaje veganos y cruelty-free.
Según la Sociedad Española de Químicos Cosméticos, el crecimiento de los productos de belleza respetuosos con el medio ambiente ha aumentado un 20% en un año y tiene una previsión positiva para los próximos períodos. Esto significa que los consumidores han adoptado una nueva postura a la hora de hacer su elección de compra, fijándose más en las etiquetas, la formulación y la producción de los cosméticos.
Pero antes de entrar a analizar los porqués de este cambio en los intereses y preferencias del público y los beneficios que conlleva, hay que aclarar la terminología. Al fin y al cabo, no es lo mismo que un producto sea natural, ecológico o vegano. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Para que un producto pueda considerarse “sostenible” debe estar formulado y producido de forma que no genere un impacto negativo en el medio ambiente, lo que implica no contener algunos ingredientes que pueden ser nocivos (perfumes sintéticos, parabenos o colorantes) y demostrar una cadena de producción controlada, que respete ciertas normas en cada uno de sus pasos (formulación, manufacturación, packaing, transporte, etc.). Por otra parte, hay muchas formas de referirse al tipo de cosmética que ha adquirido un compromiso con el medio dependiendo de sus ingredientes.
Cada producto, por su nombre
Lo ideal para no perderse entre ingredientes y terminología es hacerse un experto en leer etiquetas y sellos de calidad, pero aquí te damos algunas claves:
– Cosmética natural: aquel producto que está formulado como mínimo con un 95% de ingredientes naturales, es decir, obtenidos solo de plantas, animales, microorganismos o minerales. No entres en pánico si al leer la etiqueta de un producto natural encuentras nombres demasiado científicos porque se permite un 5% de ingredientes no naturales.
– Cosmética ecológica: esta terminología está relacionada con el proceso de obtención de las materias primas. Significa que los ingredientes naturales que contiene el producto no se han obtenido de cualquier manera, sino que proceden de agricultura o ganadería ecológica. Deben tener como mínimo un 95% de sus ingredientes con certificado ecológico.
– Cosmética vegana: es vegano el producto que no contiene ingredientes procedentes de animales, ni generados por ellos (como puede ser la leche, la miel o la lanolina). La cosmética vegana suele ir asociada la etiqueta de “cruelty-free”, que indica que ni el producto ni sus ingredientes han sido testados en animales.
¿Significa esto que la cosmética “tradicional” es perjudicial para nuestra piel? No. Esto no es así. Las empresas que no comercializan cosmética natural o ecológica tienen igualmente que pasar controles de calidad rigurosos y demostrar que sus productos son seguros para los consumidores. Podemos seguir usando los cosméticos “de siempre” si nos gustan más o consideramos que dan mejores resultados. La alternativa natural es simplemente otra opción que responde a una fuerte demanda por parte de un sector interesado en promover un estilo de vida orientado a la sostenibilidad.
Salud y medio ambiente
La revolución de la cosmética natural ha nacido, en parte, del interés creciente por el cuidado de nuestro cuerpo (qué comemos, qué ejercicio practicamos y qué productos aplicamos sobre él) y por cómo un estilo de vida más natural puede resultar beneficioso para nuestro organismo. Esto supone eliminar sustancias que, sin llegar a ser directamente nocivas (en las dosis reglamentadas y con el uso correcto), son químicos añadidos cuyo efecto acumulativo a largo plazo es, en algunas ocasiones, una incógnita y que algunas personas rechazan por razones médicas, por alergias o sensibilidades cutáneas.
Entonces, la pregunta que cabe preguntarse y donde reside la clave –en parte– del éxito de la cosmética natural es: ¿por qué usar estos ingredientes químicos si puedo conseguir igualmente buenos cosméticos sin ellos? Más adelante hablaremos de la efectividad de estos productos, un tema que ha generado debate.

Innovación y efectividad
Hemos hablado de la relación directa entre cosmética natural con la salud y sostenibilidad, pero hay más motivos por los que muchas personas se han pasado a la cosmética natural. Este tipo de productos ha demostrado su efectividad en muchas aplicaciones y tratamientos, aunque generalmente está asociada a la constancia y producen pleno efecto a largo plazo. La cosmética de resultados flash o “milagro” suele estar asociada a los químicos o aditivos que precisamente rechazan los productos naturales. Afortunadamente para los que tienen prisa, muchas firmas cosméticas están apostando hoy en día por investigar y preservar mejor el poder de las plantas, manteniendo sus cualidades antioxidantes, minerales y vitaminas intactas.
En los últimos años han surgido numerosas marcas comprometidas con el sector veggie, lo que ha impulsado, a su vez, que las firmas más conocidas exploren esta alternativa con lanzamientos de líneas naturales y que muchos salones profesionales adquieran esta filosofía. Esta ampliación de la oferta implica más posibilidades para los clientes a la hora de encontrar aquello que mejor se adapta a sus necesidades y a su bolsillo. Además, ha llegado a todos los productos y herramientas beauty: cremas corporales y faciales, aceites, sérum, maquillaje (bases, labiales, sombras, máscaras, etc.), brochas, productos de depilación, esmaltes de uñas… El mundo de la belleza se ha rendido a la revolución ecológica y vegana.
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