Tras dos años de uso intensivo, poder quitarse la mascarilla en espacios interiores ha supuesto un alivio para muchas personas. Sin embargo, un mes después del fin de la obligatoriedad de cubrirse boca y nariz, muchos otros siguen manteniéndola en su día a día por una cuestión estética más que por una prevención sanitaria.
“Las personas más vulnerables o inseguras con su aspecto físico han experimentado angustia al retirarse la mascarilla. Debemos tener en cuenta que, durante meses, la conexión con el resto del mundo se reducía a las redes sociales. Tomar esas imágenes como referencia, en la mayoría de los casos transformadas por filtros, han disparado los complejos entre, sobre todo, los más jóvenes”, explica Cristina Álvarez, experta en estética y cofundadora de los centros homónimos.
El síndrome de dismorfia facial o corporal consiste en una autopercepción distorsionada de la propia imagen por el que un pequeño defecto se percibe como una alteración grave. Las personas afectadas se obsesionan con esas imperfecciones hasta llegar, por ejemplo, a desarrollar cuadros de ansiedad.
¿Cómo se abordan las peticiones imposibles?
La imagen corporal y facial es una representación mental que cada persona tiene de su aspecto y construirlo responde a la madurez emocional de uno mismo y a su autoestima, entre otros factores. En un cuadro de dismorfia, la persona acude a clínicas de estética, a dermatólogos o dentistas en lugar de acudir, por ejemplo, a un psicólogo.
“En el último mes hemos observado un aumento de las peticiones en Cristina Álvarez, sobre todo de personas con un perfil digital muy activo. Cuando acuden a la consulta, su objetivo no es encontrar una mejor versión de uno mismo. Buscan cambiar todo aquello que les separa de su imagen distorsionada por los filtros”, analiza Cristina Álvarez.
El profesional de la estética es responsable, según Cristina Álvarez, de distinguir entre dismorfias y mejoras que sí se pueden abordar con tratamientos de cabina. “Los efectos de un filtro make-up, que unifican el tono de la piel, reducen las arrugas de expresión y eliminan las manchas, sí se pueden conseguir con un tratamiento en cabina, como Hollywood Peel”.
Lo primero es realizar una entrevista en profundidad para conocer las expectativas de cada persona y, si son realistas, comienza el diseño de un tratamiento adaptado a las características y circunstancias de cada uno. “El diagnóstico previo es la base de nuestro servicio. Nos apoyamos en la última tecnología para contar con toda la información de las condiciones del paciente y dar así la mejor asesoría, pero, sobre todo, conseguir los mejores resultados”. En los centros cuentan, por ejemplo, con el escáner 3D Styku que crea, en tan solo 30 segundos, un modelo 3D único para cada persona, con información detallada sobre sus medidas y composición corporal. El escáner facial LifeViz realiza un tren de análisis para evaluar la piel de forma profunda, una apuesta por la innovación tecnológica al servicio del bienestar y la belleza.
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