Puede parecer que, sin salir a la calle, nos libramos de “enemigos” de la piel como la polución o la exposición solar excesiva. Sin embargo, el confinamiento tiene otros efectos que influyen directamente en la salud de la dermis. La calefacción, la sequedad ambiental y el sueño deficiente son algunos de ellos. Pero, sobre todo, el estrés.
“El confinamiento genera un estado de estrés que, junto a la falta de movimiento, puede ser responsable de problemas en la piel. La incertidumbre y ansiedad que genera esta situación hace que se disparen los niveles de cortisol, una hormona que aumenta en los momentos de estrés y que genera numerosos cambios en la piel y en el cuero cabelludo”, explica Juan Chico, farmacéutico y cofundador de la firma de dermocosmética Atlantia.
¿Cómo influye el estrés en la piel?
El estrés ralentiza la circulación sanguínea, lo que provoca que no llegue a la dermis la cantidad de nutrientes que necesita para mantenerse sana, joven e hidratada. Además, se genera una mayor evaporación del agua, provocando desequilibrios en la barrera hidrolipídica.
No te descuides
Al estar en casa, la piel no está tan expuesta a los mismos niveles de contaminación o radiación solar, y utilizamos menos maquillaje. Esto, y una cierta dejadez o apatía, puede hacer que nos cuidemos un poco menos. ¿Hasta qué punto debemos modificar las rutinas de cuidado de la piel?
“A pesar de no salir de casa debemos continuar cuidándonos y, sobretodo, no olvidar la higiene y la hidratación. La piel tiene vida y continúa con sus procesos metabólicos, excretando sudor, grasa y con su propia flora bacteriana, por lo que es importante mantener la rutina de limpieza”, apunta Chico.
Tras la limpieza, debemos aplicar mañana y noche los productos de tratamiento habituales como hidratantes, antienvejecimiento y contorno de ojos. “Teniendo en cuenta que disponemos de más tiempo de lo habitual, podemos cuidarnos con más “cariño”, utilizando productos más específicos y sin olvidar la hidratación corporal que olvidamos cuando vamos a la carrera”, concluye Chico.
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