El término hidro proviene del griego y hace referencia, cómo no, al agua. De ahí que la aparatología más popular destinada a limpiar la piel en profundidad suela incorporar este prefijo en su nomenclatura. Pero es una cuestión simbólica: ni usan agua, ni tampoco lo que hacen es una simple higiene facial. La técnica manual más tradicional se sustituye por una maquinaria no invasiva que limpia, exfolia, hidrata y, en algunos casos, también trata imperfecciones y signos de envejecimiento.
Por Patricia Giménez y Álex Izquierdo
Hydrafacial, Aquafacial, Aquapure, Hidroage, Hydroluxx… Hay tantos nombres comerciales como fabricantes, pero todos suelen compartir la referencia al agua en su nombre o en su imagen corporativa. Todos estos equipos son combinados, es decir, integran varias tecnologías en un mismo aparato, pero lo que tienen en común es el trabajo que realizan de limpieza profunda y exfoliación de la piel, que es el pilar básico de este tratamiento facial. No obstante, lo más curioso es que el elemento clave en estas máquinas no es el agua. De ellas, como ya sabrás, no sale ningún chorrito de agua que limpie los poros.
El sentido de ese prefijo hidro viene del nombre que corona el procedimiento dermatológico que ejecutan, o la categoría en la que están incluidos estos equipos, el de la “hidrodermoabrasión”. En el artículo Hydradermabrasion: an innovative modality for nonablative facial rejuvenation, publicado en la revista Journal of Cosmetic Dermatology en 2008, esta técnica se describía como “un procedimiento relativamente nuevo [entonces] que combina la microdermoabrasión sin cristales con la aplicación neumática de un suero a base de antioxidantes”. Vanessa Villaitodo, directora de marketing en España de Hydrafacial.
La diferencia, nos explica, es que hace la microdermoabrasión –de la cual su compañía, indica, tiene la patente en Estados Unidos– es una abrasión en seco a la piel. La hidrodermoabrasión, continúa la experta, fue una evolución que vino después, en base a su propia experiencia. Con ella “se sigue haciendo una abrasión, pero no es en seco, sino que la piel está continuamente humedecida con esos sérums que se infusionan simultáneamente a la exfoliación, aportándole hidratación y haciendo que la piel no sufra”. Es decir, en lo que coinciden estos equipos es en añadir una función para que la piel reciba directamente principios activos beneficiosos, y de mantenerla hidratada, sin necesidad de utilizar agujas. De ahí su “hidro”.
Más que una limpieza
Otro de los motivos de ese prefijo puede ser, claro, su asociación en nuestra imaginación con el lavado, con la limpieza y la higiene; y es que la función principal de estos equipos es realizar una “oxigenación” profunda de la piel. Tampoco nos equivoquemos: estos equipos no funcionan con agua y tampoco con oxígeno; pero se describe así porque los procedimientos que emplean “desbridan esas células muertas que acumulamos en el estrato córneo (poros obstruidos, acúmulos de restos de polvo o de sebo, etc.)”, oxigenando el tejido, nos aclara Villaitodo.
El protocolo, en la mayoría de los casos, comienza con un análisis de la piel. “Se realiza una valoración del sebo, arrugas, poros, sequedad, manchas, sensibilidad y acné, que sirve de guía sobre el protocolo a seguir”, nos explica Pilar Carretero, directora comercial de ENCO, fabricantes del dispositivo Hidroage. En su caso, lo realizan con una microcámara que incluye el propio aparato. Tras ello, se lleva a cabo “una limpieza del poro en profundidad y la extracción de las impurezas, mediante un manípulo que también introduce a presión boosters de cosmética especializada”, continúa.
Mónica Cervigón, cuya compañía, LeCanart, tiene en su catálogo Aquafacial, explica un proceso similar en su equipo: “se aplica un jabón que produce burbujas de CO², haciendo la función de peeling mecánico, exfoliando la piel”. Antes de la extracción, se usa un martillo de calor “para evitar usar vapor, que deshidrata”, y a continuación, “se extraen las impurezas con unos líquidos específicos a través de un cabezal giratorio de vórtice, que es compatible con las pieles sensibles, a diferencia de la punta de diamante”, indica.
Tratamientos complementarios
Con pequeños matices, ya sabemos qué tienen en común estas máquinas. Pero, ¿qué las diferencia? La oferta principalmente varía según las opciones que brinda cada fabricante para enriquecer el tratamiento o incrementar su eficacia. Lo primero –enriquecer el tratamiento– generalmente se consigue añadiendo manípulos y tecnologías, con el fin de aunar en un mismo dispositivo (y en la misma sesión de tratamiento) varios protocolos: software de diagnóstico de la piel, corrientes para la mejor penetración de los activos, radiofrecuencia para el rejuvenecimiento, ultrasonidos para activar el colágeno, aplicadores de frío y de calor para calmar la posible inflamación, atenuar rojeces y reafirmar, o terapia de luz LED.
La oferta principalmente varía según las opciones que brinda cada fabricante para enriquecer el tratamiento o incrementar su eficacia
El segundo objetivo –incrementar la eficacia– puede pasar desde por garantizar un mejor rendimiento o autonomía del propio equipo, competir en la potencia a la que actúan sus terapias o, sobre todo, destacar en la calidad de aquello que todas comparten: los sérums. El objetivo último de este tipo de aparatologías es ser capaz de atender a un público mayor y más diverso, es decir, tener la capacidad de personalizar a un mayor número de pieles, por lo que la variedad y eficacia de sus boosters (antioxidantes, que mejoren la apariencia de las manchas o de las arrugas, rellenadores o con mayor capacidad de hidratación…) será clave para decantarse por una máquina u otra.
Un must en los centros
¿Por qué este tipo de equipos se ha convertido en una aparatología esencial en los centros de estética y clínicas médico- estéticas? En opinión de Vanessa Villaitodo, hay que mirar hacia la tendencia general que está rigiendo ambos sectores: “hay una corriente claramente favorable al ‘menos es más’, a usar menos rellenos, incluso a deshacer lo ya hecho. Lo que se busca es una piel sana, bonita, luminosa, una buena calidad de la piel, sin los excesos de los que sí se ha podido abusar en el pasado”.
Las arruguitas naturales, opina esta experta, ya no molestan tanto, siempre que aparezcan sobre una piel visiblemente lozana. E incluso si se hace uso de la medicina estética, “una piel limpia y sana es el lienzo que necesitan los médicos para empezar a tratarla”.
Otro de los argumentos es, lógicamente, la combinación de tratamientos. Frente a una limpieza de cutis manual, en este caso, el cliente tiene la posibilidad de realizarse cinco, seis, o incluso siete tratamientos diferentes, en función de cada aparato. Y, en este sentido, Mónica Cervigón recuerda que no solo se pueden combinar para hacer un ‘supertratamiento’ completo, sino que las funciones de estos equipos son independientes, “de modo que se puede proponer al cliente que siga acudiendo al centro para un rejuvenecimiento acumulativo por radiofrecuencia, por ejemplo, y así, fidelizarlo”.
La opinión de las expertas



Hemos querido preguntar a algunos responsables de centros de estética por qué disponen de estos equipos, cómo son los resultados reales que ofrecen y cómo los valoran sus clientes, independientemente de la marca.
Eva Collar, directora y fundadora de los centros y clínica Marquessa, en Oviedo y Gijón, señala que “contar con esta aparatología en nuestros dos centros supone para nosotros una ventaja cualitativa, ya que su tecnología es idónea para tratamientos faciales de alta calidad”.
Collar valida los resultados de los que presumen las marcas, y afirma que esta aparatología “hidrata profundamente la piel, mejora su textura y promueve una apariencia más juvenil; y el efecto es instantáneo y duradero. Además de la limpieza y la reducción de la apariencia de los poros dilatados”, asegura, “la primera sesión el equipo deja la piel con una tez más luminosa, firme y elástica, y brinda una hidratación profunda porque facilita la absorción de sueros ricos en nutrientes y antioxidantes”. Además, destaca también la versatilidad, ya que permite personalizar los tratamientos para adaptarlos a las necesidades específicas de cada persona.
Para Gisela Carmona, responsable de los centros Evo Beauty Clinics, “la limpieza facial es la base de cualquier tratamiento estético. Podríamos afirmar que, sin ella, no existe piel sana ni bonita. Así que la mejor opción es realizar al cliente un tratamiento de limpieza más completo con este tipo de aparatología, que aporta además un efecto glow inigualable”. Respecto a la respuesta de los clientes que apuestan por este tratamiento, nos dice que “lo que más valoran es que atenúa las líneas de expresión y da vitalidad al rostro. Esto se debe a la activación del metabolismo de la piel, y a la renovación tanto de colágeno como de elastina”.
Elisabeth Álvarez, fundadora y directora del centro de belleza Inout, expone que el motivo de tener una máquina así en su centro es su deseo de personalizar al máximo los tratamientos, “por esa razón disponemos de aparatologías como esta, que nos permiten crear protocolos faciales muy distintos y adaptados a todas las pieles”. Como comentábamos al principio del artículo, por su funcionamiento, esta técnica “respeta muchísimo la piel, incluso la sensible. Podemos hacer limpiezas con resultados sorprendentes sin agredir la tez, pero, a su vez, consiguiendo una higiene a fondo”, destaca la especialista, muy enfocada en su centro a cuidar este tipo de pieles más vulnerables.
Álvarez, por último, hace hincapié en que su prioridad es “poder realizar un buen tratamiento a cualquier cliente para que quede satisfecho, y para ello es imprescindible tener un abanico amplio de protocolos donde pueda elegir, como los que proporciona esta aparatología para la zona facial”.
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