Carmen Navarro incorpora un espacio destinado a tratar de manera especial la piel de los pacientes que están pasando por un proceso oncológico.
Piel, autoestima y estado anímico
Los tratamientos oncológicos afectan de manera directa al estado anímico del paciente, algo ligado de manera indiscutible con la autoestima. Y en todo este proceso entra en juego un aspecto fundamental: el estado y la salud de la piel. Por eso es clave realizar un acompañamiento, antes, durante y después de todo el proceso médico, con el objetivo de combatir los efectos que los tratamientos causan en el aspecto y en la salud de la piel.
La cabina oncológica nace en concordancia con la filosofía holística de Carmen Navarro porque el éxito de este protocolo reside en trabajar de manera paralela interior y exterior. “Si no estamos bien por dentro no podemos estar bien por fuera”-insiste. De ahí la importancia de tratar con delicadeza y profesionalidad a los pacientes que están pasando por un período de tratamientos médicos que afectan de manera directa a su salud y al aspecto de su piel.
Con el protocolo Balance Therapy se consigue recuperar la salud de la piel sometida a los procesos médicos de esta etapa y que provocan sequedad, escamación, irritación, incluso heridas y pústulas. El objetivo es restaurar, aportar hidratación y recuperar la luz perdida. Revitalizamos y aportamos nutrientes para que las células de la epidermis trabajen con eficacia acelerando el proceso de restauración.
La terapeuta mima de manera especial la piel del paciente. No olvidemos que tras pasar por un proceso de quimioterapia o radioterapia, la piel sufre. Falta de hidratación, irritabilidad, enrojecimiento u oscurecimiento y descamación, son algunas de sus consecuencias. Erupciones, incremento de la fotosensibilidad que aumenta los riesgos de quemaduras frente al sol, incluso cambios en la pigmentación, hinchazón y llagas. Por eso, desde Carmen Navarro, han diseñado un protocolo cien por cien manual con el objetivo de calmar, hidratar, proteger y prevenir futuras reacciones que pueden producirse durante el tratamiento. Se trata, además, de conducirnos a la relajación más absoluta, con el objetivo de liberar el estrés acumulado y convertir ese instante en una experiencia inigualable. El masaje, con técnicas combinadas y diseñadas bajo el Método Carmen Navarro, estimula la piel desvitalizada y estresada.
Paso a paso
1. Iniciamos el tratamiento con una higiene facial que finaliza con una bruma que refresca e hidrata.
2. El siguiente paso se centra en aplicar Radioskin, loción que, gracias a su naturaleza probiótica se encarga de restablecer las defensas naturales de la piel. Se aplica con movimientos suaves y envolventes, y se acompaña del sérum calmante, con el fin de reparar y cicatrizar la piel dañada por los procesos médicos a los que está sometida. Gracias al extracto natural de centella asiática que contiene, es muy eficaz en pieles con quemaduras, cicatrices y úlceras. Además posee actividad vasoprotectora que nos ayuda a evitar la formación de queloides durante el proceso de cicatrización y reparación.
3. A continuación se deja en exposición, durante 20 minutos una mascarilla regeneradora y calmante. De manera paralela, trabajamos el cuerpo aplicando una loción cicatrizante y reparadora con una potente acción vasoprotectora. Perfecta para trabajar la pesadez de las piernas, la mala circulación y los calambres derivados de los procesos de quimioterapia y radioterapia.
4. Finalizamos con una Beauty Color que nos aporta un tono luminoso y nos protege de los rayos solares.
Se recomienda una sesión semanal de 60 minutos un mes antes de iniciar los tratamientos médicos, durante el proceso y unas semanas después de su finalización, siempre, según diagnóstico.
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