Si bien es cierto que una exposición al sol moderada puede resultar beneficiosa para la salud -por ejemplo, para la síntesis de la famosa vitamina D-, ya conocemos de sobra los efectos negativos que la radiación provoca en la piel y la importancia de utilizar protector solar para minimizarlos. Estos peligros se multiplican exponencialmente en aquellos casos en los que el deseo de estar bronceado se convierte en obsesión y adicción. Hoy hablaremos sobre la tanorexia, contando con un experto que nos aclarará las posibles dudas que surjan al respecto.
¿Qué es la tanorexia?
La tanorexia se define como un trastorno obsesivo del bronceado. “En esta patología se produce un efecto de dimorfismo, los pacientes no encuentran satisfacción con su color de piel y sienten una permanente frustración con su propia imagen”, nos explica Jesús Fernández Herrera, director de Dermatoclinic. Este trastorno lleva a estos pacientes, entre otras prácticas de riesgo, a “tomar imperiosamente rayos UVA para intentar conseguir el tono de bronceado que desearían”, añade el experto.
La tanorexia comparte bastantes características con otros trastornos relacionados con la estética corporal, como pueden ser la anorexia, la bulimia, la vigorexia, etc., considerándose para la comunidad psicológica una manifestación de dismorfia corporal.
¿A qué se debe?
Ya existen hipótesis que afirman que la tanorexia puede tener su base en unos patrones bioquímicos del sistema nervioso y endocrino fuera de lo normal; sin embargo, lo que no puede negarse es la raíz cultural que está detrás de este trastorno.
Si en los cuadros de Botticelli podemos admirar el canon de belleza del siglo XVI, con mujeres blancas y orondas, los siglos XX y XXI han mudado por completo estos gustos y, con ello, las costumbres sociales.
Actualmente, gran parte de la población trabaja en oficinas, sin la luz solar, recibiendo muchas menos horas de luz solar que cuando la agricultura y la ganadería sostenían la economía de un país. Es normal, por ende, que la población europea haga una conexión mental entre los conceptos de “estar morenos” y “horas de ocios”.
Esto, convertido en obsesión, puede convertirse en un gran problema con riesgos tanto para nuestra salud mental como para la física.
Síntomas de la tanorexia
Hay algunos síntomas que pueden evidenciar esta patología, tanto a nivel físico como psicológico.
- Bronceado muy intenso de la piel
- Envejecimiento prematuro de la piel
- Quemaduras
- Percepción alterada sobre su color de piel, ya que se ven siempre de un tono más pálido del real.
- Obsesión con no perder el tono de piel obtenido mediante el bronceado.
- Angustia y ansiedad por no poder exponerse al sol o darse una sesión de rayos UVA, similar al síndrome de abstinencia que provocan algunas drogas.
- Malestar al compararse con otros cuerpos bronceados.
Consecuencias de la obsesión al sol
La tanorexia no tiene únicamente consecuencias en la salud y el estado de la piel de quien la sufre, sino que también se ve afectada gravemente su salud mental.
En cuanto a las consecuencias físicas de la sobreexposición a la radiación solar, destacan:
- Alteraciones inmunológicas.
- Envejecimiento prematuro. Presentando la piel deshidratación, arrugas prematuras y rugosidades.
- Oncogénesis. La radiación UV es uno de los factores desencadenantes del desarrollo de cáncer cutáneo.
- Quemaduras solares.
Añade el experto que, como consecuencia de la constante sobreexposición con rayos UVA o el propio sol, “se pueden producir múltiples patologías, no solo las cutáneas mencionadas anteriormente sino también oculares en forma de cataratas o degeneración macular”.
Cómo tratarla
Generalmente, la tanorexia no suele tomarse tan en serio como otros trastornos de dismorfia corporal o adicciones, pero es importante, ante la observación de algunos de los síntomas descritos anteriormente, pedir ayuda profesional antes de desarrollar las peligrosas consecuencias que puede traer consigo la tanorexia.
Acudir a una terapia especializada debe ser el primer paso para seguir por aquellas personas que creen que están desarrollando esta dismorfia, así como para aquellas que ya la padecen. Según Fernández Herrera, es frecuente que estos pacientes “no solo tengan que recibir tratamiento psicológico para su enfermedad de base, sino también para los efectos colaterales de la sobreexposición”.
Para posponer la aparición de manchas y arrugas el mejor aliado es la fotoprotección. Para mantener una piel luminosa y jugosa el mejor aliado es la doble limpieza y los antioxidantes y para mantener las arrugas y la flacidez lejos, el retinol.
Aquí te hablamos de técnicas de fotorrejuvenecimiento que quizá te interesen.
La intervención psicológica variará según la rama del especialista. No obstante, todos ellos buscarán que, en varias sesiones, la persona afectada cambie su manera de enfrentarse a esta obsesión de estar bronceada.
Para ello, se intentará:
- Mejorar la autoestima y la visión sobre el propio cuerpo.
- Disminuir progresivamente los síntomas de ansiedad y depresión.
- Restringir los comportamientos de exposición, intentando que el paciente no asocie la exposición solar prolongada a la solución de sus problemas.
El paciente deberá entender que se puede tomar el sol de manera controlada, con una crema fotoprotectora adecuada y nunca en las horas de máxima radiación. Por supuesto, esto conlleva todo un esfuerzo por parte de la persona afectada y el trabajo de un buen profesional.
Y, después de todo, ¿por qué siguen usándose los rayos UVA en España? Te lo contamos en este post sobre los rayos UVA.
Deja una respuesta