¿Qué es un personal skin trainer?

Personal Skin Trainer

También llamado skin o beauty coach, se trata de una persona altamente especializada en el conocimiento y comportamiento de la piel, así como en la galénica, capaz de garantizar un asesoramiento cosmético personalizado.

Por Mayte Martínez

El cuidado de la piel no es algo puntual, forma parte de la vida diaria, y hay que adaptarlo a cada etapa, tipo de cutis, zona de residencia, genética, envejecimiento, etc. Poco a poco, el público general va entrando en este concepto, ya no se conforma con usar el primer producto que anuncian o la marca que usan las famosas; ya no quiere ponerse determinados cosméticos que sabe que no le van a hacer bien e incluso le pueden intoxicar la piel a medio o largo plazo. Quiere saber cuál es el mejor cuidado para su piel. Esto es lo que ofrece un personal skin trainer, una figura que está adquiriendo relevancia en los últimos tiempos por la especialización cada día mayor del cliente a la hora de usar lo que le conviene.

Mónica Rangel, farmacéutica experta en Cosmética y Analista Clínico, miembro de la Sociedad Española de Químicos Cosméticos (SEQC), creadora de Codes ID Cosmetics, un método-concepto que busca perfeccionar la actual cultura del cuidado de la piel, entrena a las personas a identificar los ingredientes que más le favorecen en el momento de elegir una rutina cosmética. Analiza el estilo de vida del cliente, “gustos, preferencias, así como composiciones cosméticas afines para cruzar estos datos y conseguir una rutina de belleza que funcione y tenga sentido en el cuidado de su piel”, comenta. Además de la recomendación de tratamientos tópicos «para conservar bien la piel», entre sus funciones también se encuentran la «recomendación de aparatología o medicina estética para dar respuesta a pérdidas de volúmenes, aconsejar pequeñas mejoras que mantengan el rostro armónico, fresco y con apariencia saludable, y suplementación nutricional según hábitos alimentarios, estilo de vida, patologías y otros factores ambientales”, apostilla Inmaculada Canterla, licenciada en Farmacia, especialista en Dermocosmética, Nutrición y Dietética y Medicina Antiaging, y directora de Cosmeceutical Center.

Basada en la identidad (ID) de la persona y del cosmético, el personal skin trainer contrasta la piel y los ingredientes cosméticos para ofrecer una propuesta cosmética a medida. Esta filosofía repercute en un beneficio importante para el cliente, tanto en dominio y convicción, por el producto cosmético que decide elegir, como en motivación, por renovar los tratamientos en función de las necesidades de cada momento por el que esté pasando su piel. Es un servicio que destaca por su conjunto de atributos: imparcialidad, individualización, investigación, innovación, inspiración.

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Las consultas siempre son personalizadas (físicas o digitales) con el fin “de descifrar el ID de cada persona y el ID del cosmético, orientando sobre los mejores activos, productos, rutinas y formas de aplicación más adecuadas para cada piel. La personalización (con el desarrollo y aplicación de un método y estrategia de seguimiento) es lo que nos diferencia significativamente de otros servicios en el cuidado de la piel”, asegura Mónica Rangel. Otra característica de este servicio, especialmente clave en los tiempos pandémicos que corren, es que las profesionales suelen ofrecer un “beauty shop” en línea.

Basada en la identidad (ID) de la persona y del cosmético, el personal skin trainer contrasta la piel y los ingredientes cosméticos para ofrecer una propuesta cosmética a medida

Quién es qué

El skin trainer es un profesional que puede estar formado en dermatología, farmacia o medicina estética y especializado en cosmecéutica, medicina antiaging, nutrición o tratamiento de la piel. Tiene que ser capaz de hacer “un abordaje completo y holístico del deterioro de la piel, entre otros órganos”, comenta Inmaculada Canterla. Y es que es “un profesional que conoce en profundidad la piel y realiza un análisis exhaustivo no solo de esta, sino también de los hábitos higiénico-dietéticos del cliente; es capaz de indicar de forma precisa, los cuidados cosméticos personalizados y las rutinas de belleza adecuadas a la problemática detectada” asegura también la Dra. Patricia Ricarte, Technical Advisor Director de Germaine de Capuccini. Es, en definitiva, “el ‘entrenador’ de nuestra piel, que logrará mantener la belleza y juventud de esta por más tiempo”.

En cuanto a la formación, Ricarte nos dice: “la estética se profesionaliza cada vez más y las esteticistas amplían sus conocimientos con formaciones continuas que hacen que estén sobradamente preparadas para asumir ese rol”. Por su parte, Claudia di Paolo, facialista creadora de ‘Profesional Home Care’, un servicio con tratamientos profesionales personalizados, opina que “la formación esencial que tienen que tener es de cosmetología. No es necesario ser dermatólogo para poder impartir este tipo de asesoramiento y servicios”.

Esta disciplina trata de enriquecer un poco más el sector cosmético. “El dermatólogo tiene su función y la esteticista también, lo que yo hago es un puente más, que el cliente pueda escoger mejor los productos cosméticos, un consejo sobre el cuidado de su piel. Una orientación cosmética instructiva, integral e imparcial”, apostilla Mónica Rangel.

“No basta con recomendar un producto, hay que crear la ‘receta de belleza’: los cosméticos idóneos, la forma de aplicarlos, los cuidados con tratamientos profesionales y los consejos o hábitos saludables que hay que promover”, opina la Dra. Patricia Ricarte

Ser ‘ingrediente-consciente’

“Una equivocación en solo uno de los productos utilizados podría arruinar parte de la rutina cosmética facial e incluso provocar efectos indeseados como tirantez, sequedad o que no se aprecien resultados”, continúa Rangel. Por esta razón se lanzó a la misión de educar a las personas a ser ingrediente-conscientes, orientándolas sobre los ingredientes que le vienen bien al ID de su piel, cómo encontrarlos en las etiquetas y cómo utilizarlos. “Existen factores que determinan la calidad de un cosmético y en los que hay que fijarse si queremos conseguir resultados óptimos, como certificados sostenibles, la concentración del ingrediente o la no presencia de ciertas sustancias sintéticas”, afirma.

Se trata de analizar la composición íntegra (etiqueta) de cada uno de los cosméticos que utiliza el cliente, con el fin de evaluar la sinergia entre dichos ingredientes y buscar potenciar el efecto en la piel, para después instruirles en cómo y cuándo empezar a seleccionar cosméticos con determinadas composiciones y ordenar su rutina cosmética.

Cata cosmética

Además de conocer y entender la propia piel, las personas adquieren información cosmetológica útil. “Para ello se realiza durante la consulta una cata cosmética guiada con marcas cosmecéuticas y cosmética nicho nacionales e internacionales orgánicas, veganas. Se enseña cómo combinar los cosméticos en función del estado de la piel, el beneficio de la sinergia cosmética, desde la limpieza facial hasta el maquillaje. Aprenden a reconocer cuándo un cosmético no beneficia su piel o por qué no siempre es recomendable utilizar todos los cosméticos de una misma marca”, informa Rangel. “Las indicaciones deben ser globales, no basta con recomendar un producto, hay que crear la ‘receta de belleza’ para ese cliente en donde queden perfectamente clarificados los cosméticos idóneos, la forma de aplicarlos, las recomendaciones de cuidados con tratamientos profesionales y los consejos o hábitos saludables que hay que promover”, argumenta la Dra. Patricia Ricarte.

De lo que se trata es de, como decíamos, enseñar al consumidor a entender la información por sí mismo. “Desde hace ya muchos años el consumidor busca lo mejor, cada uno tiene su marca afín, según gustos y preferencias, pero aun así intenta conocer un poco más de ella”, comenta Mónica Rangel. Ya no se trata solo de comprar nuestra marca favorita sino de buscar qué productos de esas marcas fetiche que tenemos cada uno se identifican con las necesidades de nuestra piel.

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El buen diagnóstico

El éxito de los tratamientos radica en el estudio de cada tipo de piel y la prescripción individualizada. “Nos basamos en un estudio completo y exhaustivo en el que hacemos una historia clínica, junto a un examen visual con una lámpara de exploración con lupa de 5 dioptrías. También analíticas u otro tipo de pruebas adicionales que proporcionen más parámetros –cuenta Canterla–. Contamos con tecnología para obtener un análisis exacto del estado de la piel y su grado de envejecimiento. Medición de pigmentación, arrugas, textura, poros, puntos café, áreas enrojecidas, fotodaño. Proporciona un retrato multidimensional que permite el estudio de un programa de tratamiento personalizado”. Además de los conocimientos del profesional, la exploración visual y la entrevista personal, “la tecnología evoluciona y proporciona herramientas como equipos de diagnóstico que son de ayuda”, corrobora la Dra. Ricarte.

Por su parte, Claudia di Paolo cree que “para hacer un buen análisis lo que verdaderamente se necesita es un gran conocimiento, formación y experiencia en tipos de piel”,. En su caso, el diagnóstico «comienza por un cuestionario muy exhaustivo donde se puede ver la tipología de piel y hábitos del cliente, cómo le gusta cuidarse, su forma de vida. Recopilando todos estos datos podemos dar las mejores recomendaciones y un tratamiento personalizado y único”.

El skin trainer no tiene que ir ligado a ninguna marca: “la elección de los productos se hace por necesidades, principios activos, indicaciones y componentes”, dice Inmaculada Canterla

Por principios

Una rutina cosmética óptima que funcione específicamente para el ID de la piel de cada uno requiere mucho más que un solo ingrediente. Según Mónica Rangel, “la mayoría de las personas desconocen lo que puede potenciar el beneficio en su piel la sinergia de 2-3 cosméticos adecuados (como mínimo), así como los efectos a muy corto plazo que puede encontrar con la nutricosmética o suplementos orales”.

No obstante, el skin trainer no tiene que ir ligado a ninguna marca: “la elección de los productos se hace por necesidades, principios activos, indicaciones y componentes, y a partir de ahí se eligen los cosméticos y técnicas. Evidentemente, cada profesional tendrá sus marcas de referencia. Personalmente, selecciono y elijo en cada momento lo de mayor calidad y lo que mejor me funciona para cada indicación. Eso implica estar muy al día y actualizada en las últimas formulaciones y productos”, afirma Canterla. De hecho, se puede solicitar el servicio de información y diagnóstico sin compra de productos. Lo importante son los consejos y el asesoramiento, eso es por lo que paga el cliente, por el tiempo invertido del profesional, su formación y su prescripción. Luego, depende de cada uno comprar o no, y seguir o no sus consejos. Claudia di Paolo reconoce que «hay algunas marcas que cuentan con este perfil». Personalmente, sin embargo, recomienda que no sea así. “Muchas veces necesitamos mezclar marcas para conseguir el objetivo adecuado para cada piel. El personal skin trainer deber conocer muy bien cada marca para dar un buen servicio a cada uno de sus clientes”, concluye.