‘Gua sha’ y rodillo de jade: ¿en qué se diferencian?

Masajeadores

Los rodillos y otros masajeadores mecánicos existen y se utilizan en la estética desde hace siglos (literalmente). Sin embargo, en los últimos años, algunos de ellos (especialmente el gua sha y el rodillo de jade, y derivados de estos) están creando sensación, tanto a nivel doméstico como en los centros profesionales de belleza.

Su amplia variedad de diseños y colores, la versatilidad de su uso y su halo místico son algunas claves de su éxito. Pero también son realmente útiles en cabina.

Gua sha. Rodillo de jade. Hay que reconocer que, solo por sus nombres, ya tienen gancho. Su carácter exótico, el hecho de que hayan sido utilizadas durante siglos en la medicina alternativa y el poder curativo o sanador que se atribuye a sus piedras son algunos de los motivos por los que estas herramientas han tenido tanto éxito en los últimos años. Además, se trata de herramientas económicas, que en sí mismas –en principio– no conllevan ningún riesgo y cuyo uso es muy sencillo y mecánico. Resultan agradables al contacto con la piel y enseguida se puede notar su efecto calmante o descongestivo sobre los músculos faciales. Todos estos ingredientes han hecho que se incorporen con facilidad en las rutinas domésticas.

El gua sha relaja la musculatura y las fascias, ayuda a drenar bloqueos linfáticos y a activar la microcirculación capilar, favoreciendo la oxigenación de los tejidos

Si sumamos su popularidad y todas las ventajas intrínsecas que ya presentan estos rodillos a los conocimientos profesionales de la experta en cuanto a anatomía y funcionamiento de las estructuras faciales, estas herramientas se convierten en una opción muy interesante para introducir en nuestros protocolos en cabina; ya sea como elemento protagonista o en alguna de sus etapas. Hablamos sobre las diferencias entre los más populares, que son, sin duda, los mencionados al comienzo de este artículo: el gua sha y los rodillos de jade.

‘Gua sha’: adaptado a nuestras formas

El gua sha “es una herramienta estética para masajear el rostro y el cuerpo con más de 3000 años de antigüedad y que nació de la medicina tradicional china”, nos cuenta la facialista Yvette Pons, que dirige el Institut d’estètica Yvette Pons en Barcelona. El término gua sha, continúa, significa rascar, raspar, frotar. Suele estar tallada con diferentes formas que se adaptan perfectamente a los ángulos morfológicos del rostro y del cuerpo y con materiales naturales como minerales –cuarzo rosa o jade, entre otros– pero también puede estar elaborado con madera o arcillas, que potencian los efectos mecánicos del propio masajeador.

En sus inicios, sigue Pons, “el ‘gua sha’ fue creado solo para trabajar el cuerpo, para desintoxicar y eliminar estancamientos del riego sanguíneo y linfático, así como fibrosamientos, inflamaciones y contracturas corporales. Aunque, gracias a los buenos resultados experimentados, poco a poco se empezó a incorporar para tratar manchas residuales del cuello y posteriormente para la belleza del rostro”, zona a la que más frecuentemente se destina hoy.

En este sentido, a nivel facial, sus funciones son las de relajar la musculatura y las fascias, ayudar a drenar bloqueos linfáticos y activar la microcirculación capilar, favoreciendo así la oxigenación y la nutrición de los tejidos. “Se utiliza mediante la técnica de scraping –añade Candy García Arias, facialista de AC DermaStudio, en Madrid–. Se desliza en sentido ascendente por zonas, para moldear y drenar todas las toxinas hacia el sistema linfático”.

En cuanto a la idoneidad del uso doméstico de dispositivos de belleza, se trata de un debate eterno en este sector. Para la facialista de AC DermaStudio, la técnica puede aplicarse tanto en consulta como en casa, la diferencia fundamental radica en los productos que utilizamos. Eso sí, recomienda prudencia con respecto a la presión que se ejerce y “no abusar” con la frecuencia de uso.

Yvette Pons también opina que hay que ser precavidos. “Aunque pueda parecer que es una herramienta fácil de utilizar e inofensiva, hay que tratarla con delicadeza, ya que es muy poderosa”, comenta. Y esta advertencia incluye a las esteticistas. “Es necesario que la profesional sepa hacia donde tiene que dirigir las técnicas, que utilice la presión adecuada y que sepa cuándo tiene que acelerar o ralantizar los movimientos, siendo muy conscientes de dónde se encuentran ciertas tensiones fasciales, por ejemplo”. En este caso, de hecho, la facialista ve menos arriesgado su uso domiciliario, porque siempre será más superficial: bastará con aconsejar a las clientas que masajeen lentamente con la herramienta siguiendo las formas del rostro de manera ascendente.

Por eso el uso domiciliario siempre es más simple, ya que aconsejaremos al usuario masajear con la herramienta lentamente y sin una presión excesiva, siguiendo las formas del rostro de manera ascendente.

Rodillo de jade: masaje sobre ruedas

Por su parte, el rodillo de jade “fue una de las herramientas preferidas de las emperatrices chinas desde el siglo VII”, nos cuenta Yvette Pons para ponernos en contexto.

Por las propiedades del rodillo en sí, esta herramienta nos ayuda a descontracturar nuestro rostro (por el masaje rodante) “con lo cual eliminamos las toxinas, dejando un rostro relajado, suave y luminoso”, explica Candy García. También facilita la descongestión y favorece la luminosidad y la vitalidad de la piel gracias a las características de su piedra.

El jade está considerado el mineral de la limpieza, del equilibrio entre alma y mente, de la pureza y de la belleza en su plenitud”, indica Pons. Esto, más allá de una lectura más energética, es debido a que su piedra se conserva en todo momento muy fría. “Es un gran desintoxicante, crea una pequeña vasoconstricción capilar reduciendo la hinchazón y las rojeces gracias a su baja temperatura, devolviendo a la piel la tonificación natural”, enumera Pons. Por esto también ayuda a disminuir la hinchazón de los párpados y, en general, en todo el óvalo facial.

Masajeadores

En cuanto a su uso profesional, de nuevo, la esteticista que lo use debe tener un buen conocimiento de la anatomía del rostro y adaptar la herramienta a las zonas que quiere relajar, calmar o remodelar “siguiendo la estructura musculoesquelética y los canales linfáticos”, apunta la facialista de Barcelona.

En su opinión, esta se trata de una herramienta más sencilla de manipular en casa que el gua sha gracias a su forma, “siempre y cuando no nos excedamos con la presión y no la manipulemos con torsiones inadecuadas. Es importante dejarse llevar por nuestros sentidos y respetar nuestra morfología facial adaptando el rodillo cómodamente a la forma de nuestra estructura ósea y muscular”. Al igual que el gua sha, la forma correcta de utilizarlo es deslizando el rodillo en sentido ascendente, “el más grande para zonas amplias y el rodillo pequeño para el contorno de ojos”, apunta Candy García.

El masaje con el rodillo de jade descontractura el rostro, ayudando a eliminar toxinas. También descongestiona gracias a la temperatura de su piedra, otorgando luminosidad y vitalidad a la piel

Mejor, combinados

Puesto que sus beneficios van en la misma línea, son perfectamente combinables en un mismo protocolo facial; de hecho, los resultados serán mucho más eficaces. Sin embargo, la diferencia fundamental radica en la profundidad de acción que puede llegar a alcanzar cada una de ellas.

La doctora Gema Pérez Sevilla, experta en medicina estética y antienvejecimiento, lo explica bien en uno de sus vídeos divulgativos: “Imaginemos que tenemos una caja llena de barro, es decir, tierra y agua. Si pasásemos un rodillo sobre esta caja llena de barro, lo que haríamos sería compactar el barro y hacer que el líquido que hay en él fuese por delante del rodillo. Sin embargo, si usáramos el gua sha, tendría el mismo efecto que si metiésemos una pala sobre ese barro. Al introducir la pala, arrastraríamos tanto la tierra como el líquido. Esto significa que con el rodillo de jade vamos a hacer drenajes linfáticos suaves y basados en el masaje. En cambio, con el gua sha vamos a a hacer un arrastre tanto de las toxinas y el líquido superficial como del más profundo”.

Las respuestas de las dos expertas consultadas van también en la misma dirección. Para Yvette Pons, “el gua sha está más indicado para relajar las fascias, las fibrosis y las tensiones musculares, favoreciendo a la vez el drenaje y obteniendo un resultado más remodelante y reafirmante. En cambio, el rodillo de jade estaría más indicado para descongestionar, desintoxicar, desinflamar y oxigenar la piel”. Por su parte, Candy García recomendaría el gua sha “para pieles fuertes con tendencia a la flacidez” mientras que el rodillo de jade lo emplearía con pieles más sensibles y que presenten daños vasculares.

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