Aprende a usar el Gua Sha nivel pro

Gua Sha

Rebeca Wessels es facialista, experta en gua sha y formadora internacional de esta y otras técnicas. Ha sido en una de sus recientes ponencias, de hecho, donde nos ha sorprendido al redescubrirnos todo el potencial que tiene esta herramienta en su uso profesional. Y, al revisar su ingente contenido en redes sociales, fue cuando decidimos que, sí o sí, debíamos traerla a ella, y toda esta información, a nuestro medio. Charlamos con la especialista.

Pregunta- Rebeca, te presentas como “experta en gua sha facial”. ¿Desde cuándo lo eres y por qué decides especializarte en esta técnica?

Respuesta- Comencé a incluir la técnica Gua Sha en mis tratamientos en 2019 y actualmente la utilizo a diario en prácticamente todas mis sesiones. Como facialista, me dedico exclusivamente al masaje facial estético. Es una herramienta excelente para trabajar la estética facial de forma totalmente manual y para complementar otros tratamientos faciales y masajes. Observé que en países donde cada vez más profesionales se especializaban en estética natural, como EE. UU., Francia o Reino Unido, estaban usando mucho el gua sha. Me acerqué a ello y me cautivó.

P.- También eres “facialista licenciada en lifting facial japonés Kobido”, que entiendo que fue tu primera especialización. ¿Qué relación tienen o qué sinergias pueden tener estas dos técnicas para elegirlas como foco de especialización?

R.- Sí, ese es otro aspecto que me atrajo, su relación con Kobido e incluso con shiatsu, que ya practicaba. Al provenir de Oriente, comparten filosofía y visión en cuanto al cuidado de la belleza y la salud de la piel, a través del movimiento generado por el masaje y fusionando elementos de la medicina tradicional china y la cultura oriental con la anatomía y la fisiología como la entendemos en Occidente.

El trabajo con gua sha, exclusivo o en combinación con, por ejemplo, la técnica Kobido, permite una alta personalización del tratamiento facial. Al incluir las diversas gua sha, herramientas y minerales en nuestra práctica, se abre un abanico infinito de combinaciones y posibilidades. Para mí fue la técnica definitiva para dedicarme únicamente a la estética facial holística.

“Con el masaje facial y el gua sha estimulamos funciones innatas del organismo que influyen en el aspecto del rostro. Es un trabajo en sinergia con la piel y con lo que ocurre debajo de la misma a nivel anatómico y fisiológico”

P.- En tus publicaciones insistes en que el masaje con gua sha estimula las funciones naturales de la piel, que siempre han sido y serán las mismas, y que por eso esta técnica no es una moda. ¿Cuáles son estas funciones?

R.- Con el masaje facial y el gua sha estimulamos funciones innatas del organismo que influyen en el aspecto del rostro. Es un trabajo en sinergia con la piel y con lo que ocurre debajo de la misma a nivel anatómico y fisiológico. Fomentamos la nutrición, oxigenación, hidratación, limpieza o detoxificación de las células y los tejidos a través de activar la circulación sanguínea, el sistema linfático, liberar adherencias en la fascia y contracturas profundas en la musculatura.

Y, por supuesto, nos interesa mucho activar la producción de colágeno y elastina, así como preservar al máximo la función barrera. Se trata de que todo funcione de manera óptima, sin bloqueos, sin estancamiento y desde el interior de la piel a la superficie.

P.- El efecto de este tipo de masajes es instantáneo. Pero, ¿si dejamos de hacerlo, deja de funcionar? Es decir, ¿realmente tiene, por ejemplo, un efecto en el envejecimiento? ¿Podemos tener un envejecimiento con menos arrugas, con el óvalo más definido, si tenemos una rutina con el gua sha?

R.- Algunos efectos visuales son inmediatos, como iluminación de la piel y un tono más uniforme, un rostro más despejado, sereno y relajado, el efecto “buena cara” o un efecto lifting, la reducción de signos de cansancio o un aspecto rejuvenecido. Otros son acumulativos, como la reducción de impurezas y erupciones en la piel, menor aparición de bolsas o papada, menos dolores de cabeza y ralentización de los signos de envejecimiento.

Clientas que vienen con regularidad me comentan que tienen mejor piel que nunca. Pero sí hay que mantener el tratamiento. Es un poco como hacer ejercicio: un hábito saludable a largo plazo. Si fuéramos diez veces al gym y nunca más, sabemos que se perdería el trabajo hecho. Pues algo similar ocurre con esto. Yo suelo recomendar una sesión profesional al mes y automasaje en casa. La gua sha es ideal para enseñar a las clientas a potenciar, mantener y alargar los efectos del tratamiento en cabina.

‘Gua sha’ y rodillo de jade: ¿en qué se diferencian?

P.- ¿Por qué más motivos puede ser interesante para el profesional profundizar en el manejo del gua sha?

R.- Tengo tantas razones que no me caben en una respuesta, pero destaco la versatilidad y la posibilidad que ofrece de crear sesiones de cabina exclusivamente manuales que vayan más allá de un solo protocolo de masaje. En mis formaciones enfatizo mucho en el conocimiento para poder crear rituales propios y adaptados a la propia oferta de cada centro, a los tiempos, a lo que se quiera. Es, además, ideal para acceder en detalle a zonas pequeñas como contorno de ojos, arruguitas… Hay diversas formas de piedras y cada una es ideal para objetivos diferentes.

Para quien haga mucho masaje, también destaco que es una técnica algo menos demandante físicamente, con lo que podemos hacer más sesiones sin cargarnos o hacernos eventualmente daño. Y para la clienta es extremadamente relajante y agradable.

“Puede usarse al inicio de una sesión para calentar y descontracturar la musculatura, o al final de un masaje intenso para refrescar, calmar y drenar la piel. También pueden incluirse pequeñas secuencias en otros tratamientos”

P.- Según tú misma explicas en tus redes, algunas técnicas resultan demasiado intensas para pieles con sensibilidad, rosácea, acné y otras alteraciones. ¿Cuáles pueden serlo, y por qué el gua sha sí es apta para estas pieles?

R.- Los masajes que ejercen mucha fricción sobre la piel o que son principalmente estimulantes no son tan idóneos en estos casos. El gua sha nos permite masajes más delicados gracias a su superficie pulida; además, muchos movimientos son lentos, pausados y controlados. El frescor natural del mineral ayuda a calmar pieles alteradas y enrojecidas. Dado que es una herramienta muy precisa, también podemos evitar zonas problemáticas y trabajar suavemente alrededor de las mismas si es necesario. Va muy bien para aliviar tensiones sin fricción ni estiramiento de la piel.

Gua Sha

P.- Como decías, el gua sha puede utilizarse en un protocolo propio o bien puede introducirse en otros tratamientos o masajes. ¿En cuáles dirías que es más apropiado su uso, y dónde lo introduces?

R.- En una piel intolerante, atópica o con alguna alteración utilizaría más gua sha que masaje manual, pero hay muchísimas maneras de introducirlo en cualquier tipo de masaje e incluso de otros tratamientos, hasta una sencilla higiene facial. Hay que recordar que existen diferentes formas de piedras, como cucharillas, champiñones, varillas, rodillos…

Puede usarse al inicio de una sesión para calentar y descontracturar la musculatura, o al final de un masaje intenso para refrescar, calmar y drenar la piel. También pueden incluirse pequeñas secuencias con gua sha en otros tratamientos o masajes; por ejemplo, solo en el contorno de ojos, o solo para tratar de forma extra una zona de arrugas.

P.- Si quisiéramos montar un protocolo propio solo con gua sha, ¿cómo crees que debería estructurarse, principalmente?

R.- Después de la limpieza y los pasos de cosmética convenientes, aplicaríamos el producto de masaje: un aceite o una crema rica. En líneas generales, comenzamos por calentar, relajar y liberar la musculatura. Luego procedemos a las técnicas de activación cutánea y circulatoria, alternadas con técnicas de drenaje. A continuación, nos centramos en zonas pequeñas y detalles, arrugas y líneas de expresión, así como técnicas que remodelan y esculpen las facciones.

Terminamos con pases sedantes y drenantes. A partir de este punto, continuamos con el facial como necesite la piel, retirando el resto de producto de masaje, aplicando una mascarilla, sérum o crema final.

“La piedra caliente relaja y descontractura. Nos sirve para destensar el rostro, cervicales y hombros. Las frías despejan, revitalizan, tonifican, nos ayudan a descongestionar la mirada, activar la microcirculación…”

P.- ¿Cómo deben ser los movimientos o las secuencias de los protocolos profesionales cuando queremos utilizar el gua sha para destensar o para relajar?

R.- Si queremos relajar a la persona y aliviar las tensiones musculares, los movimientos son lentos y profundos. Podemos servirnos de calentar las piedras. En algunas zonas como trapecios también va bien la fricción intensa para descontracturar.

P.- Según creo, hay dos grandes funciones fisiológicas para las que podemos utilizar esta herramienta: el drenaje linfático y estimular el colágeno. ¿En qué se diferenciarían los movimientos y las técnicas de ambas, a grandes rasgos?

R.- Normalmente, el drenaje se realiza con movimientos muy lentos, de tipo bombeo y sin apenas presión. En cambio, la estimulación del colágeno es mediante vibración, son movimientos más rápidos y energéticos.

P.- Como decías antes, y mencionabas en uno de tus vídeos, “las piedras pueden calentarse o enfriarse para potenciar sus beneficios y enriquecer las sensaciones del tratamiento facial”. ¿Cuándo conviene utilizar la piedra fría/caliente? ¿Cómo calentamos/enfriamos?

R.- El calor relaja y descontractura. Nos sirve para destensar el rostro, cervicales y hombros. Muy bueno en casos de bruxismo, por ejemplo. Y especialmente en meses fríos. En cambio, las piedras frías despejan, revitalizan, tonifican, nos ayudan a descongestionar la mirada, activar la microcirculación… Siempre se puede ajustar la temperatura introduciendo la piedra en agua caliente o fría.

P.- Nos ha parecido muy interesante este truco. ¿Es posible que la mayoría no le saque el partido o todo el potencial al gua sha que tiene? ¿En qué se suele fallar?

R.- Se falla en no variar la intensidad de presión, que puede ir de muy leve a muy profunda, y también en mantener la piedra perpendicular a la piel en lugar de aplanarla. Hay que ajustar la presión, el ángulo y la velocidad dependiendo del objetivo de la técnica en cada momento del facial.

P.- ¿Algún otro ‘truco’ o ‘tip’ que des a profesionales en tus formaciones?

R.- Acordarse de ralentizar el movimiento. Es más efectivo de lo que parece. Más no siempre es más; y no por mucho presionar o frotar tendremos más efecto. La gua sha nos invita a parar y conectar con un ritmo más pausado.

P.- ¿Cuánto de energético y cuánto de fisiológico hay en esta terapia? Lo energético, ¿también se aprende?

R.- Depende del estilo de técnica Gua Sha: si está basado en anatomía y fisiología occidental o bien parte del recorrido de los meridianos energéticos y otros conceptos de la medicina tradicional china. Ambos se aprenden, por supuesto. Personalmente trabajo más el aspecto fisiológico, pero también tengo presente puntos de presión o reflexología facial.

Lo interesante es que, se quiera o no, siempre se va a trabajar esa parte energética, porque muchos meridianos que recorren el cuerpo empiezan o terminan en el rostro, y contamos con múltiples mapas de reflexología en la cara. Por ello es frecuente que, al finalizar el tratamiento facial, la clienta comente que siente que ha recibido un masaje en todo el cuerpo. ¡En cierto modo, así es!