La hipodermis, la dermis y la epidermis son las tres capas en las que se divide la piel. La epidermis se conoce también como capa externa y, por ser la que está en contacto con el medio es también la que cumple con las funciones de barrera ante los agentes externos, las bacterias y toxinas que pretenden entrar en el organismo. Para ello, la epidermis utiliza -entre otras cosas- lo que conocemos como flora cutánea y de lo que nos habla Rebeca Gómez, cofundadora de Gloü Organics.
¿Qué es la flora cutánea?
La flora cutánea es un complejo ecosistema de microorganismos que cohabitan en la capa más superficial de la piel. Este está compuesto por bacterias, microbios y hongos que se encargan de luchar contra los agresores externos que afectan al correcto equilibrio de la piel. Es decir, componen la barrera física e inmunológica que protege nuestra dermis y la mantiene hidratada, saludable y libre de infecciones.
¿Para qué sirve?
La flora cutánea o microbioma se encarga de:
‣ Asegurar la capacidad de regeneración de la piel frente a cualquier agresor externo.
‣ Frenar el envejecimiento prematuro de la piel.
‣ Calmar y aliviar las inflamaciones.
‣ Retener el agua de las células.
‣ Garantizar su correcta hidratación.
¿Qué microorganismos componen la microbiota de la piel?
La microbiota de la piel, que es otra manera de llamar a la flora cutánea, se compone por bacterias [entre las que podemos encontrar estafilococos epidermis, micrococos, corinebacterias, acinetobacter, bacterias gran positivas, estreptococos grupo A o Neisseria], hongos, [entre los que destacan algunas levaduras como la Malasezzia, ácaros como el Demodex folliculorum] y diferentes virus.
¿Cómo debemos cuidarla correctamente?
La mejor manera de mantener el microbioma equilibrado es llevar un estilo de vida saludable, complementándolo con productos cosméticos específicamente creados para respetar y cuidar la flora cutánea, que se encarguen de conservarla hidratada y cuyos ingredientes sean de origen natural.
¿Qué hábitos, productos o ingredientes no benefician a nuestra flora cutánea?
Los organismos que componen el ecosistema que habita en nuestra piel generan relaciones tanto entre ellos como con el organismo en el que habitan que pueden ser positivas o negativas. Se denomina simbiosis a una relación estable y beneficiosa para ambos.
Sin embargo, existen factores que pueden afectar negativamente y romper este equilibrio, como: una dieta desequilibrada alta en grasas o azucares, la ingesta de antibióticos, la contaminación, el estrés o los hábitos de higiene. Además, también debemos utilizar siempre cosméticos y productos que respeten el pH de la piel y evitar el uso de jabones alcalinos.
Problemas de la flora cutánea
¿Qué ocurre cuando la flora cutánea está dañada?
Cuando se altera la simbiosis, los microorganismos que antes eran beneficiosos para nuestra piel, pueden convertirse en agentes patógenos y provocar infecciones o problemas cutáneos como acné o rosácea
¿Existe alguna enfermedad relacionada con la flora cutánea?
La alteración del equilibrio en la flora cutánea (disbiosis) puede acarrear ciertos trastornos patológicos como el acné, la rosácea, la dermatitis atópica o la psoriasis. Además, también puede provocar otras molestias como irritaciones, hipersensibilidad cutánea, sequedad, descamaciones, olor corporal o menor capacidad de cicatrización.
¿Qué agentes influyen en los microorganismos de la microbiota?
Existen diferentes factores que afectan al equilibrio de la flora cutánea, por ejemplo: un cambio drástico de temperaturas, problemas de salud, estrés, alergias, etc pueden afectar a las propiedades físicas, mecánicas o microbianas de la barrera cutánea.
¿Existen tratamientos para recomponer esta flora?
Sí, existen cosméticos centrados específicamente en proteger la flora cutánea: mousse limpiador, tónico exfoliante, sérum antioxidante, crema facial regeneradora, mascarilla purificante y contorno de ojos.
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