Celulitis, flacidez y grasa acumulada: ¿cómo las tratamos?

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Todos los años se repite la misma historia. Cuando parece que aún queda mucho tiempo para verano, nos relajamos y luego siempre nos entran las prisas. A las clientas se les echa encima la hora de empezar sus tratamientos, a las esteticistas, el recordárselo, y a nosotros, compartir información interesante y práctica que os dé tiempo a aplicar. Conclusión: hay que de hablar de corporales. ¿Preparadas?

Así como es extraño empezar a ver en las tiendas ropa de verano cuando aún hiela fuera, siempre nos parece demasiado pronto empezar a hablar de la “operación bikini” cuando toca. De hecho, en nuestra revista tratamos de no utilizar siquiera esa expresión. Pero es lo que toca. Ya vamos, incluso, tarde. “La operación bikini comienza oficialmente después del día de Reyes: cinco meses antes de la primera exposición corporal en semana santa”, sostiene Carmen Díaz Alonso, socia directora de Germaine de Capuccini Goya.

Y es que lo cierto es que, entre los buenos propósitos de enero y la llegada de la primavera, al final de marzo, hay menos tiempo del que todos creemos, y avanza siempre muy rápido. Pilar Gaudí, gerente de los centros de estética avanzada Nina Merlí, nos apoya: “Algunas de nuestras clientas pueden estar interesadas en comenzar a preparar su piel y cuerpo de cara a la primavera, o incluso al verano. Ofrecerles el tratamiento adecuado a tiempo puede ayudar a asegurar que estén satisfechas con los resultados”, opina.

La esteticista Carmen Navarro también sostiene que, sin duda, cuando aún hace frío es el mejor momento para empezar a pensar en el cuerpo: “Los cuerpos del verano se deben preparar en invierno, con tiempo. Evidentemente, a medida que avanzan las semanas iremos modificando los protocolos. Después de Navidad hay que drenar, reducir y empezar a prepararnos. Cuando consigamos ese objetivo, será el momento de tonificar”.

La tríada corporal

Aunque en la estética –como en la vida– los problemas no suelen llegar por separado –al igual que no tenemos una preocupación aislada, sino que una libera o atrae a las demás–, nosotros hemos querido dedicarle su espacio independiente a las tres necesidades o problemáticas más habituales que suelen llevar a una clienta a demandar un tratamiento corporal: celulitis, flacidez y grasa acumulada.

Así las vemos y estudiamos con perspectiva, aunque luego confluyan. Hemos pedido a las tres profesionales citadas que escojan una y que nos lo cuenten todo sobre ella: qué es lo primero que debemos tener en cuenta para tratarla, cómo nos enfrentamos a ella, qué equipos o tratamientos utilizan para combatirla y qué nivel de éxito podemos esperar (nosotras, y las clientas) de ellos.

① Celulitis, con Pilar Gaudí

Pilar Gaudi

Lo primero es lo primero

Para hacer un correcto diagnóstico es fundamental realizar una primera consulta en la que poder valorar factores como: edad de la clienta, tipo de alimentación y hábitos de vida, tipo de celulitis que presenta y tiempo que pueda llevar instaurada; si existen otras problemáticas como sobrepeso, trastornos circulatorios o retención de líquidos, o si la celulitis está agravada por factores hormonales o genéticos. Todo ello determinará el tipo de tratamiento que pautemos y el tiempo que durará.

El tiempo adecuado

Teniendo lo anterior en cuenta, los tratamientos anticelulíticos acostumbran a tener una primera etapa más intensa, que suele durar entre 2 y 3 meses, para después continuar con sesiones de mantenimiento más espaciadas. Es esencial enfatizar que la clave del éxito es la constancia, que los resultados no son inmediatos, que se necesitan varias sesiones para obtener resultados óptimos. Y que, una vez alcanzados, es muy importante realizar un mantenimiento. Si dejamos de cuidarnos, la celulitis volverá a aparecer.

De profesional a profesional

Debemos brindar una atención personalizada y un seguimiento cercano para comprobar si nuestras clientas están motivadas y comprometidas. Ofrecer paquetes de tratamientos con un precio reducido puede animarlas a comprometerse a largo plazo.

A cada celulitis, su técnica

  • Celulitis edematosa. Se trata de un tipo de celulitis blanda al tacto y, en la mayoría de los casos, dolorosa. Se localiza principalmente en las piernas y suele ser debida a una mala circulación linfática y sanguínea. En Nina Merlí tratamos este tipo de celulitis con endermología combinada con masajes de drenaje linfático. Además, la celulitis edematosa está muy relacionada con la retención de líquidos, por eso es muy aconsejable combinarla con presoterapia.
  • Celulitis blanda. Es blanda al tacto, pero no dolorosa. Se caracteriza por presentar flacidez y se localiza principalmente en muslos y glúteos. Debido a la flacidez de este tipo de celulitis, es importante combinar el tratamiento con algún tipo de electroestimulación para promover la fabricación de colágeno y elastina. Usaríamos, por ejemplo, la electroporación de principios activos reafirmantes (ácido hialurónico, DMAE, péptidos reafirmantes…) usando mesoterapia virtual, combinada con radiofrecuencia para acelerar la producción de fibroblastos, que son los precursores del colágeno, y así tensar eficazmente los tejidos y contrarrestar la flacidez de la piel.
  • Celulitis dura. También llamada fibrosa, es la más difícil de tratar. Se caracteriza por ser dura al tacto y puede llegar a doler al pinzamiento. Suele aparecer en cartucheras, glúteos, brazos, rodillas… Y requiere un enfoque un poco más perseverante. La tratamos utilizando ultrasonidos, endermología, radiofrecuencia y mesoterapia virtual.

Seamos realistas

Con toda seguridad vamos a ayudar a mejorar la calidad de la piel y a reducir la apariencia de la celulitis, pero el resultado final puede variar dependiendo del tipo de tratamiento utilizado y la severidad de la patología. Nuestra profesionalidad debe ser intachable en todo momento, debemos ser honestas con nuestras clientas y no crear falsas esperanzas. Por este motivo, lo mejor es partir de las expectativas previas que tiene la clienta. Antes de recomendarle el tratamiento que consideramos más adecuado, debemos saber si los resultados serán los que ella puede esperar. E insistir en que los tratamientos requieren tiempo y compromiso por su parte: hay que complementarlos con una alimentación equilibrada, buenos hábitos y algo de deporte (para conseguir una mayor adherencia de la piel al músculo).

② Grasa localizada, con Carmen Díaz Alonso

Carmen Diaz Alonso

Concienciación

Un tratamiento enfocado a tratar o reducir la grasa localizada suele durar de 3 a 4 meses, ese es el principal motivo por el que decíamos que, por muy exagerado que suene, hay que comenzar con estos tratamientos después de las navidades, unas cinco semanas antes de Semana Santa. Aunque siempre será mejor 15 días de tratamiento que nada.

¿Cómo podemos hacer ver a la clienta que este recorrido es a largo plazo? Pues, aunque sería de gran utilidad que lo publicara el BOE, de momento nos tenemos que conformar con insistir a través de los medios de comunicación (como este) y de las redes sociales.

Un poco de esfuerzo extra

Los resultados que alcance la clienta serán proporcionales a su decisión de cuidar su alimentación y realizar (al menos) ejercicio que genere cierta sudoración (andar a buena marcha es suficiente). Las máquinas hacen su función sacando la grasa al torrente sanguíneo, pero luego hay que quemarla. Siempre se ha dicho que para estar bello hay que sufrir… Y es cierto. Sin esfuerzo por parte del cliente en su dieta y hábitos, los resultados no son iguales. No hace falta llevar una dieta salvaje, pero sí cuidar la alimentación. No hace falta ir al gimnasio, pero sí aparcar el coche lejos para tener que andar, y hacerlo a buena marcha.

En la primera visita

Lo primero y fundamental es hacer un diagnóstico de la zona a tratar, tras la cual se organiza en cada sesión del tratamiento el tipo de aparatología a utilizar. Cada zona necesita de una parametrización específica, unos masajes concretos, unas cremas… No existe un vale para todo.

Pero sí hay un tratamiento estrella

Sí: radiofrecuencia Indiba combinada con cavitación ultrasónica y láser lipolítico, finalizando con la movilización de una buena presoterapia. Resultados sorprendentes y caras de felicidad.

¿Grasa con celulitis?

Efectivamente, la grasa localizada y la celulitis se suelen tratar simultáneamente. Un tratamiento básicamente consiste en disociar el adipocito (lisis celular), movilizar y sacar la molécula grasa a sangre. La eliminación de esta nueva sustancia se realiza de forma natural a través del sistema linfático, de la orina y el ejercicio.

Qué hace quién.

  • Cavitación. La cavitación ultrasónica actuará sobre el adipocito, generando la lisis celular, transformándolo en una nueva sustancia que se eliminará por la orina, a través del sistema linfático y con el ejercicio. Aquí actuamos simultáneamente, reduciendo grasa y disminuyendo la celulitis blanda, dura y edematosa. Como decíamos (y seguiremos diciendo) cuidar la alimentación es fundamental para que se elimine de forma natural la sustancia derivada grasa; y realizar cierto ejercicio que genere sudoración será necesario para acelerar su eliminación.
  • Láser lipolítico. Es especialmente efectivo contra la retención de líquidos, por tanto, contribuye a la eliminación de grasa y celulitis, logrando un cuerpo más depurado y détox. El efecto reductor es inmediato: hay sesiones en las que el paciente pierde de 1 a 2 tallas.
  • Radiofrecuencia. Se encarga de regenerar los tejidos, obteniendo su compactación y, con ella, su reafirmación. La consecuencia es una reducción volumétrica de la zona tratada y una mejora de la celulitis al favorecer el drenaje linfático.
  • Presoterapia. Es el movilizador de las sustancias que generan las aparatologías expuestas. Es casi obligada después de utilizar cualquiera de ellas, ya que su movimiento armónico sobre el cuerpo produce el drenaje de líquidos desde los pies hasta el abdomen. La circulación linfática se recupera, las piernas se deshinchan y los nódulos de grasa y celulitis empiezan a desaparecer.

③ Flacidez, con Carmen Navarro

Carmennavarro

De lo que hablamos

La flacidez es la pérdida del tono del tejido muscular. Realmente es uno de los retos más difíciles a los que nos enfrentamos las esteticistas.

¿Muscular o de tejido?

Eso sí, una cosa es la flacidez del músculo y otra es la flacidez del tejido. En el tejido, los ultrasonidos y las radiofrecuencias son magníficos. En el caso de la flacidez muscular, la emisión electromagnética focalizada y la neuroestimulación o la electromagnetoterapia son ideales, porque trabajan en el corazón del músculo.

Nunca viene sola

La flacidez suele venir acompañada de celulitis, desequilibrios de circulación sanguínea y linfática. Lo habitual, por eso, es utilizar una combinación de técnicas para abordarlas. Pero para ello es importante hacer un buen diagnóstico, en el cual nos encargaremos de ver de manera personalizada cada caso para crear el “menú” perfecto. No obstante, empezaremos siempre detoxificando, activando la microcirculación sanguínea o linfática, y empleando aparatos con vacumterapia que cubrirán las necesidades de todo el cuerpo.

Lo último en aparatos

Una vez dicho lo anterior, si hablamos de tecnologías, son magníficas las más avanzadas, pues cuentan con masaje activo y radiofrecuencia resistiva, y porque trabajan de manera paralela la remodelación, el exceso de grasa y la tonificación; problemas que, como ya hemos visto, suelen venir de la mano. Asimismo, destaca la radiofrecuencia cuatripolar focalizada de alta potencia y la diatermocontracción (contracción muscular intensa). Tampoco podemos olvidar la eficacia de los ultrasonidos de alta intensidad y baja frecuencia: con ellos conseguimos reducir y remodelar, además de eliminar celulitis.

Aportamos firmeza desde el interior, compactando el tejido y definiendo de manera eficaz, como si estuviéramos haciendo un traje a medida. Esta tecnología estimula el colágeno de la hipodermis y compacta y rejuvenece el tejido desde dentro. El resultado es una gran firmeza y una nueva silueta. Como colofón, lo último que ha revolucionado los centros es la combinación de la emisión electromagnética focalizada y la neuroestimulación. En una sesión de 25 minutos provocamos el mismo desgaste muscular, alteración metabólica y consumo calórico que varias horas de entrenamiento en el gimnasio.

Las zonas indicadas

Toda la tecnología con la que trabajamos en Carmen Navarro sirve para cualquier zona, aunque hay algunas más complicadas a la hora de tener resultados y con las que debemos tener especial paciencia (como es el caso de los brazos).

El tiempo justo

Los tratamientos dependerán siempre del diagnóstico realizado. Hay casos en los que bastará con menos sesiones y otros casos en los que deberemos realizar un tratamiento más prolongado. Si hablamos del caso de una persona que necesita reducir y reafirmar, la media habitual es de 15 sesiones, 2 a la semana.

Controlando expectativas…

Siempre debemos trabajar con honestidad, contando desde el comienzo que no hacemos milagros instantáneos, que los tratamientos son efectivos siempre y cuando seamos disciplinados y llevemos una vida sana, con algo de ejercicio y cuidando la alimentación. Nuestro cuerpo no es un yoyó. La ayuda de la clienta es fundamental. De hecho, el 50 % del trabajo lo hacemos nosotros y el otro 50 %, ellas.

…Pero siendo sensatos

Una persona deportista tendrá estos hábitos incorporados a su vida diaria; pero si no es el caso, caminar al menos media hora al día, beber agua y comer en plato pequeño alimentos saludables, será suficiente. Eso, y seguir el tratamiento. Es fácil concienciar al cliente cuando empiezan a ver los resultados. Su autoestima se dispara, y no hay mejor medicina que vernos y sentirnos bien.