El acné adulto

Acne Adulto

Los granos no solo aparecen en la adolescencia. Muy a menudo encontramos en el centro de estética mujeres adultas con brotes de acné; incluso aunque nunca lo hubieran experimentado en su juventud. Estadísticamente, pocas personas se “libran” de sufrirlo alguna vez. Y nosotras debemos estar preparadas para identificarlo y tratarlo correctamente.

Por Verónica López Alba

La mayoría de nosotros sufre o ha sufrido acné en algún momento de su vida. De hecho, para ser más concretos, el 85 % de población lo padece, siendo la patología de la piel más común. Aunque incide más en la adolescencia, afectando a entre un 80 y un 85 % de los jóvenes, el acné también puede continuar en edad adulta, principalmente en mujeres. Es más, la aparición de acné en la edad adulta ha aumentado considerablemente en los últimos años, y muchas veces incluso lo vemos en personas que durante la adolescencia no lo tuvieron.

Los porqués de su aparición

El proceso de la aparición de esta patología se produce por el desequilibrio de la glándula sebácea, la encargada de sintetizar el sebo. Cada folículo piloso tiene su glándula sebácea, que se encarga de lubricar el pelo y del desprendimiento de las células muertas. Cuando hay un desequilibrio del pH (puede ocurrir por falta de hidratación, por uso de productos demasiado agresivos…) una de las alteraciones que pueden producirse es la creación de un exceso de sebo (cuando hemos astringido demasiado la piel, se crea un efecto rebote: la piel segrega más sebo para compensar y, de alguna forma, volver a recuperar ese manto lipídico natural).

A su vez, este exceso de sebo provoca el taponamiento del poro, junto con queratina y toxinas que pueden producir comedones, inflamación y bacterias.

La causa más frecuente de estos brotes en la edad adulta suele ser un desarreglo hormonal, por eso afecta más a las mujeres. El aumento de los andrógenos, como la testosterona, que en la mujer suele estar a unos niveles muy bajos, genera una estimulación de la producción de sebo, y a la vez, una aparición de vello facial, especialmente en la zona del mentón, el cuello y mandíbula, denominada la “zona hormonodependiente” de la mujer. Como decíamos anteriormente, el vello necesita ser lubricado por la glándula sebácea, lo que se relaciona directamente con un aumento del acné.

El estrés, los malos hábitos alimentarios, como ingerir productos con muchas grasas saturadas, el tabaco y el mal uso de cosméticos son otros desencadenantes y agravantes.

Cómo lo tratamos en cabina

Antes de nada, es importante valorar ante qué tipo de acné nos encontramos. Hay tres tipos de acné: inflamatorio, bacteriano o comedónico o comedogénico. Para identificarlos, tenemos que analizar el tipo de marcas que surgen. Si es inflamatorio no tendrá pústula ni bacterias, es más rojizo y lo vemos interno. El bacteriano tiene pus, veremos la cabeza blanca. En el comedónico, la cabeza tiene un color más oscuro debido a que la grasa, una vez en la superficie, se oxida (los famosos puntos negros). No obstante, también podemos encontrar comedones con un tipo de velo transparente por encima, comedones enquistados que se producen por un exceso de queratina.

Una vez determinamos el tipo de acné lo debemos clasificar como leve, moderado o severo. Podemos clasificar como acné leve un pequeño brote de 2 o 3 granitos puntuales. En el acné moderado no vemos un gran número de granos ni pústulas, y es local. El severo aparece en todo el rostro; no es localizado sino general, y la mayoría viene asociado a gran inflamación y se acompaña de pústulas.

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Así como en la adolescencia es más frecuente encontrarse con casos severos, la mayoría de los casos de acné en edad adulta son leves o moderados; los brotes suelen ser más controlados. No obstante, si alguien acude a nuestro centro con un caso de acné severo, automáticamente recomendaremos una visita al dermatólogo, y en ningún caso tocaremos este tipo de acné sin el consentimiento de un médico.

Cuando nos encontremos con un acné inflamatorio leve o moderado, es decir, una piel con muy pocos granitos, que son internos y más rojizos, y suelen aparecer antes o durante el periodo menstrual, mi consejo es llevar a cabo un tratamiento de oxigenación que ayude a desinflamar y activar la microcirculación con un producto calmante, antinflamatorio y oxigenante.

Así como en la adolescencia es más frecuente encontrarse con casos severos, la mayoría de los casos de acné en edad adulta son leves o moderados

Ante un acné bacteriano leve o muy moderado recomendamos un tratamiento antibacteriano y microbiótico con ácido salicílico, láctico y niacidamina que ayude a reforzar la barrera cutánea y proteger a la piel de las bacterias que están causando el acné.

Un acné comedogénico lo que requiere es la higiene y extracción de los comedones; son pieles cuyos conductos excretores de las glándulas sebáceas se obstruyen fácilmente y necesitan ser drenados para que no creen un taponamiento.

Son pieles que requieren higienes muy a menudo y, como todo tipo de acné, una rutina muy precisa de hábitos de higiene en casa.

Método personal

Tratar el acné no es fácil. En mi método, lo primero que realizamos es un tratamiento de higiene personalizada, pero eso no significa que siempre vaya acompañada de extracción; esto dependerá de si este tipo de acné incluye comedones o no. Como en todos los gremios, cada maestrillo tiene su librillo, y en el nuestro, en caso de extracción, no usamos el vapor como herramienta.

Por mi experiencia en cabina, el vapor, al ser caliente, no sienta bien a las pieles con acné, pues son pieles muy sensibles que necesitan ser calmadas. En el centro usamos otros métodos, como la aplicación cosmética con neurotolerance, que aumenta el umbral de la tolerancia cutánea, inhibe el proceso inflamatorio y favorece la recuperación de la barrera cutánea. Esto nos facilita la extracción sin causar inflamación, y a posteriori, aplicamos una atomización de oxigeno frío con el principio activo que la piel necesite, con agentes queratolíticos y antibacterianos para regular la producción de sebo.

En pieles con tendencia acneica no suelo realizar mucho masaje manual, solamente aplico un pequeño masaje con piedras de jade para calmar y drenar. Por último, uso diferentes mascarillas, pero una oxigenante con microburbujas nos puede venir muy bien con pieles que están muy obstruidas. Un velo calmante también sería una buena opción.

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Pauta para casa

Otra cosa que comento siempre es que tratar un acné, sea del tipo que sea, requiere tiempo y paciencia, tanto en cabina como en casa. Es muy frecuente, como decía, que las pieles con tendencia al acné sean también pieles muy sensibles, que precisan ser aliviadas; así que hay que limpiarlas, calmarlas, tratarlas cada día como rutina con el fin de regular su pH y que poco a poco la glándula sebácea deje de producir ese exceso de sebo, toxinas y queratina.

Esta rutina domiciliaria debe realizarse dos veces al día. Por la mañana recomiendo utilizar un producto enfocado a la limpieza profunda de los poros. El que suelo recomendar en mi centro tiene activos como el líquen, que es antibacteriano y antiinflamatorio; la caléndula, por ser calmante; el hamamelis, también antiinflamatorio, y la alantoína, suavizante y regenerante. Después, aconsejo la aplicación de un tónico herbal, muy calmante por su contenido en melisa, caléndula y extracto de milenrama que, a parte de aliviar, también tiene acción antibacteriana. Como crema les recomiendo una que incluye un micronizado de plata; pues este activo es antimicrobiano y de acción antiinflamatoria, matificante, y no incorpora perfumes, aceites ni colorantes.

Debemos hacer hincapié en que este cuidado constante en casa es de vital importancia: es imposible mejorar un acné y regular el pH si no realizamos un paso a paso diario. Sin embargo, si seguimos unas buenas pautas en cabina y en el domicilio, los cambios en las pieles con acné son muy evidentes.