CORONAVIRUS: ENTRE LA REALIDAD Y LA HIPOCONDRÍA

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Mascarillas y geles desinfectantes agotados, la gente manteniendo las distancias, el trabajo desde casa… las rutinas de los españoles han cambiado drásticamente por el temor a contagiarse de coronavirus, declarado como pandemia por la OMS. El miedo hace que uno entre en pánico y tenga actitudes irracionales, afectando a la salud psicológica, sobre todo la de aquellas personas que tienen tendencias hipocondríacas; Grupolaberinto, el último concepto en psicoterapia, nos da las claves para entender mejor este trastorno y su relación con la crisis actual.

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La hipocondría, es un trastorno mental que tiene como característica principal el miedo y la preocupación por padecer, o la certeza de tener una enfermedad grave, a partir de un autoanálisis obsesivo de las funciones fisiológicas. Con la situación actual y en un mundo donde hay un exceso de información, mantener la calma es la mejor manera de actuar:

1. Los riesgos de sufrir una enfermedad existen y han existido siempre. Muchas veces las personas aprovechan situaciones de pánico para desplazar sus problemas y temores interiores al exterior. En el caso actual, el coronavirus puede ser usado para encubrir miedos y complejos personales.

2. Ante una amenaza, la respuesta es el miedo antes que la razón. Esto se convierte en una emoción colectiva, que se contagia y nos impide ver las cosas con claridad. Hay que ser conscientes de que no toda la información que recibimos es verídica y mantener las cosas en perspectiva.

3. Es importante seguir las medidas de prevención, y trabajar para gestionar las emociones de la mejor manera para evitar que la salud psíquica se vea afectada por el miedo, la desesperación y la ansiedad. Así evitamos actitudes irracionales como la discriminación, la ansiedad y la depresión.

4. El miedo por la posibilidad de infectarse con el virus COVID-19 en el futuro, perjudica a la salud mental e impide tomar buenas decisiones. Este es un problema mundial que se tiene que llevar con una actitud más racional y menos impulsiva.

5. La preocupación y el miedo son reacciones naturales ante una amenaza real. El pánico por otro lado, tiene un extra de irracionalidad, que no deja vivir a las personas y que se contagia creando una situación de caos.

6. Las reacciones de los adultos, afectan a los menores que no tienen los mismos recursos emocionales para manejar el miedo. Este tema se debe abordar con información real y apropiada para la edad, pero sobre todo con el ejemplo, los niños observan el comportamiento de los adultos que los rodean, para aprender a manejar sus emociones durante este momento.

7. Una de las recomendaciones más extendidas para mantener una buena salud mental, es crear una rutina adaptada a la situación actual, para intentar llevar la mayor normalidad posible. Es importante mantenerse informado, evitar la estigmatización de las personas afectadas y centrarse en lo positivo.

8. Si se sufre una tristeza persistente o unos nervios abrumadores que afecten negativamente a la vida, ya sea en el ámbito laboral o personal, lo recomendable es consultar con un profesional de la salud mental. Buscar ayuda es el primer paso para encontrar una solución positiva a estos momentos de adversidad.