Entre los tratamientos corporales más demandados en un centro de belleza están, sin duda, los de la zona del abdomen. Tener un vientre plano es el sueño de hombres y mujeres… y también su caballo de batalla. Para hacer frente a esa demanda, la última de las apuestas estéticas se basa en tecnología que reproduce hasta 47.000 ejercicios abdominales en media hora, pero sin esfuerzo para el cliente.
Por Abigail Campos Díez
El abdomen es una de esas zonas “resistentes”. Las dietas y el gimnasio no son para todo el mundo. Y, cuando sí lo son, a veces ni siquiera resultan suficientes para lograr el vientre liso con el que muchos sueñan. Desde hace poco más de un par de años han comenzado a asentarse en España nuevas tecnologías para poder ofrecer a los clientes de la estética los resultados de un abdomen entrenado a tope… pero sin mover un dedo.
Para explicarlo con sencillez, hablamos de abdominales “pasivos”: aparatología que es capaz de realizar entre 20.000 y 47.000 contracciones del abdomen (también se puede aplicar en otras zonas como glúteos, muslos o gemelos) en una única sesión de media hora de duración. Si el cliente soñaba con un six-pack, ahora el profesional de la estética se lo puede ofrecer entre sus protocolos no invasivos.
Cómo funcionan
La aparatología que emula los abdominales se basa en la energía electromagnética de alta intensidad (HIFEM), que provoca la estimulación de los músculos llevando a su contracción, lo que aumenta su resistencia y su masa y reduce la grasa que los rodea.
Carmen Navarro, que en sus centros de estética trabaja con uno de estos dispositivos de ondas electromagnéticas, explica que las contracciones que provoca requieren de un alto nivel de energía que el músculo toma de las células adiposas cercanas. “Al mantenerse en el tiempo, se provoca su muerte celular y la reducción de tejido adiposo”, detalla la experta. En este caso, en media hora de tratamiento se consiguen 47.000 contracciones, lo que equivaldría a hacer nada menos que 26 abdominales por segundo.
Hablamos de aparatología que es capaz de realizar entre 20.000 y 47.000 contracciones del abdomen en una sesión de 30 minutos. Si el cliente soñaba con un six-pack, ahora el profesional de la estética se lo puede ofrecer con un protocolo no invasivo
Pero no todo es abdomen. Este tipo de aparatología funciona con diferentes cabezales aptos para acabar con la grasa y flacidez muscular también en hombros, brazos, glúteos, piernas e incluso para el fortalecimiento del suelo pélvico. “En nuestros centros recomendamos un protocolo de entre 8 y 10 sesiones, organizadas en dos semanales de 60 minutos. El resultado se prolonga en el tiempo siempre que se mantenga una buena rutina con ejercicios o sesiones de mantenimiento”, añade Navarro.
La utilización de esta aparatología equivaldría a intensas sesiones de abdominales en el gimnasio. De hecho, el protocolo de impulsos electromagnéticos que se aplica en la Clínica Dray se parece bastante a un entrenamiento. 30 minutos en una sesión que arranca con 5 minutos de calentamiento, seguidos de 20 minutos de entrenamiento con diferentes frecuencias e intensidad y 5 minutos adicionales de enfriamiento que ayudan a destensar el músculo con un efecto masaje. En total, 20.000 abdominales en media hora. O, con diferentes cabezales ergonómicos, también en muslos o glúteos, siempre en tratamientos personalizados a cada cliente. “Cada programa individual emite pulsos con señales, frecuencia y parámetros de estimulación distintos. El músculo experimenta en este modo diversas fases de estimulación por contracción, produciendo una activación máxima”, detalla la doctora Noreth Castellanos, especialista en aparatología de este centro, que recomienda entre 6 y 9 sesiones (a dos por semana) en total.
En ningún caso el cliente siente dolor ni molestias. Se aprecia algo parecido a contraer fuerte el abdomen (la intensidad se regula en cada caso); al terminar quizá se aprecie cierto cansancio muscular y puede que al día siguiente haya algo de agujetas. Pero no existen en absoluto efectos secundarios ni riesgos. “Las únicas contraindicaciones son casos de prótesis metálicas, marcapasos, dispositivos DIU metálicos, embarazo, posparto en zona abdominal durante las semanas siguientes, postcesárea durante los dos meses siguientes, lesiones musculares, trombosis o procesos inflamatorios en la zona a tratar”, advierte Carmen Navarro.
Clientes diana
Sin embargo, esto no es magia. No vale para todo el mundo ni siempre se va a conseguir el vientre completamente plano y definido con el que se sueña. En casos de personas que tienen sobrepeso u obesidad, con grasa en el abdomen, se debe comenzar por seguir un plan de nutrición con especialistas para perder peso.
Asimismo, esta aparatología está diseñada para tratar la grasa localizada y la flacidez muscular, pero no la flacidez de los tejidos. Si el cliente no tiene sobrepeso, pero tiene flacidez en la piel, se recomienda aplicar antes otro tipo de protocolos, como la radiofrecuencia o la estimulación del colágeno con hidroxiapatita cálcica.
Además, el cliente debe saber que conseguir que los resultados sean para siempre va a requerir un poco de esfuerzo por su parte. Una dieta equilibrada y la práctica de deporte que, no solo son conciliables, sino totalmente recomendables.
Porque esta tecnología “es perfectamente compatible con el ejercicio, ya sea en casa o en el gimnasio”, indica la doctora Castellanos. Lo ideal es alternar una sesión con ejercicio para dejar descansar el músculo y no sobrecargar la zona que se desea trabajar. Aunque cada centro recomienda un número determinado de sesiones en sus protocolos, a veces pueden ser también aconsejables sesiones recordatorio una vez haya pasado el tiempo.
El cliente debe saber que conseguir resultados duraderos requerirá un poco de esfuerzo por su parte. Una dieta equilibrada y la práctica de deporte no solo son conciliables, sino totalmente recomendables
Abdominales y flacidez, todo en uno
Como decíamos, las ondas electromagnéticas por sí solas estimulan músculos, pero no son útiles frente a la flacidez de los tejidos. Aunque también existe aparatología que actúa en estos dos frentes a la vez. Por ejemplo, combinando la doble tecnología de radiofrecuencia sincronizada y la energía electromagnética de alta intensidad. “Debido al calentamiento por radiofrecuencia, la temperatura muscular sube rápidamente unos grados. Esto prepara los músculos para la exposición al estrés, lo que pasa de igual modo durante el calentamiento antes de cualquier entrenamiento. En menos de cuatro minutos, la temperatura en la grasa subcutánea alcanza niveles que causan apoptosis. Esto quiere decir que las células grasas se dañan permanentemente y se eliminan lentamente del cuerpo”, detalla Miriam Yébenes, directora de la firma de belleza y medicina estética Maribel Yébenes, que trabaja con este tipo de tecnología. “En cada sesión conseguimos 20.000 contracciones, lo que implica 20.000 abdominales en una sesión de tratamiento en abdomen y 20.000 sentadillas si la sesión es en el glúteo”, añade.
También se puede aplicar en brazos y gemelos, y se recomiendan 4 sesiones en total. En este caso, es útil frente a la flacidez, reducción de grasa, creación de musculatura y otras dos indicaciones avaladas por estudios clínicos refrendados por la FDA: la diástasis abdominal y la reducción de la grasa visceral (la que está debajo del músculo). Estas investigaciones han constatado que, tras 4 sesiones, se consigue un 30 % de reducción de grasa, un 25 % de aumento de masa muscular, 5,9 cm menos de cintura y un 19 % de mejora en la reducción de la diástasis. “La definición y creación de musculatura es real y, en nuestro caso, podemos comprobar y mostrar al usuario el antes y después de las sesiones. Al estar hablando de algo muscular, el resultado se verá a simple vista en función de si tenemos más o menos grasa. Los abdominales se marcarán antes si tenemos poca grasa y, en aquellos casos donde haya más grasa, se marcarán menos”, concluye Yébenes.
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